Cultura

Premio a 'Lourdes' y homenaje a Scaparro, el "último romántico"

  • La cinta de la austriaca Jessica Hausner sobre una peregrinación al famoso santuario convence al jurado de manera unánime · Fernando Trueba y la viuda de Rafael Azcona recordaron al desaparecido guionista

Nueve días dedicados al cine europeo -y con especial atención al británico, al que se dedicaba esta sexta edición- acabaron ayer en el Teatro Lope de Vega, donde se proyectó L'ultimo pulcinella, de Mauricio Scaparro, la película de clausura, tras una gala donde se entregaron los premios del palmarés anunciado la mañana de ayer y en la que se vivieron también momentos de emoción, como los protagonizados por el propio Scaparro, que recibió un Giraldillo en reconocimiento a su trayectoria, y por Susan Azcona, viuda de Rafael Azcona, autor del guión de la cinta del italiano, el último trabajo llevado a la gran pantalla del emblemático cineasta español.

Al margen de esporádicos momentos humorísticos -la ganadora del Premio Extraordinario del Presidente del Jurado creado ex profeso para la ocasión, la videoartista suiza Pipilotti Rist, tirándose tomates a su propia cara para resarcir a los espectadores que no disfrutaron de su Pepperminta-, la gala transcurrió entre los habituales discursos y constantes agradecimientos al público, que, según la delegada de Cultura, Maribel Montaño, ha respondido mejor que nunca en la historia de este joven certamen. Un festival que este año ha premiado a Jessica Hausner, responsable de Lourdes, "una obra fascinante de una joven directora que atrae intensamente la atención y crea una inquietante sensación de incertidumbre sobre aquello que parece ser la premisa inicial de la película", en palabras del jurado, que con este premio otorga a la directora austriaca -a su distribuidora en España, en rigor- 50.000 euros para tal fin.

La cinta, que narra la peregrinación al famoso santuario de una mujer enferma, explora las zonas de sombra, esa parte insonsable e inexplicable de algunos hechos, que hace que unos hablen para referirse a ellos de milagro y otros, de suceso extraordinario. Salvando alguna excepción, Lourdes ha sido también una de las películas mejor valoradas de la Sección Oficial por parte de la crítica especializada, al igual que Nothing personal, un filme en el que, "sin ninguna concesión", dice su propia directora, la polaca Urszula Antoniak, se propone un ejercicio de observación de "las diferentes fases de la intimidad, el proceso de la relación entre dos personas", esto a partir de una historia que se detiene en el crecimiento de la ligazón sentimental de dos personajes que han decidido vivir sus vidas en la más absoluta soledad.

44 Inch Chest, del británico Malcolm Venville (Premio Especial del Jurado); Un profeta, del francés Jacques Audiard (Gran Premio del Público); Garbo, el hombre que salvó al mundo, de Edmon Roch (Giraldillo de Oro en el apartado de documentales); Tears of April, del finalandés Aku Louhimies (Premio Eurimages) completan la nómina de trabajos premiados en esta edición, especialmente generosa con el realizador húngaro Roland Vranik, autor de Transmission, única cinta del festival que recibe dos distinciones (Mejor Dirección, otorgada por el jurado presidido por Nicolas Roeg y compuesto también por Juan Cobos Wilkins, Manuel Hidalgo, Gabriele Röthemeyer y Hannah McGill; y Premio del Jurado Joven, otorgado por "un grupo de estudiantes de la Universidad de Sevilla como parte del Festival Camp_US").

Casi todos ellos estuvieron ayer en el Lope de Vega para recoger sus premios. Pero antes pudieron escuchar y aplaudir a Mauricio Scaparro, "sabio renacentista", "uno de los grandes constructores del teatro europeo de todos los tiempos", "último romántico que atraviesa Europa en el carromato de la comedia dell'arte", en palabras del ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, encargado de presentar al italiano ante el público congregado para la gala de clausura. "Tocado profundamente" por el discurso de su amigo, Scaparro, asesor teatral de los espectáculos de la Expo 92 y actual director artístico de la Bienal de Teatro de Venecia, hizo un alegato a favor de "soñar todavía" y defendió "la poesía y la belleza" como instrumentos imprescindibles para construir la civilización, como armas contra "el castillo de la estupidez y de la ignorancia". El veterano creador se definió como un enamorado de Sevilla, "ciudad del arte, del sol, de la plaza, norte del Mediterráneo, sur de Europa", y se incluyó, con cierta nostalgia de hombre fin de raza, entre "los últimos cuentacuentos".

El último polichinela, traducción al español de su película, cuenta con un guión de Rafael Azcona, a cuya figuran se reservaron también unos minutos. Para recordar lo que supuso el escritor logroñés acudieron al acto el director Fernando Trueba y su viuda, Susan. "Si sólo se pudiera aplicar a una persona la consideración de genio del cine español, sería Rafael. Lo que pasa es que el era un genio que no hacía aspavientos, discreto, humilde", dijo el primero, para quien el guionista de películas como El pisito, Plácido, El verdugo o La escopeta nacional "contó como nadie la vida de este país, desde la compasión ante las miserias, desde la inteligencia y el humor". Por su parte, su viuda, que subió al escenario para recoger el premio póstumo a su marido, leyó un breve discurso que casi no pudo terminar ante el esfuerzo para no romper a llorar.

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