February | Festival de cine de Sevilla

Las edades del hombre

Una imagen del segundo episodio de la cinta búlgara 'February'.

Una imagen del segundo episodio de la cinta búlgara 'February'.

Un único personaje, tres edades de su vida, de la infancia a la vejez pasando por la etapa del servicio militar, ecos autobiográficos y familiares. La nueva película del búlgaro Kamen Kalev (The island, Eastern plays) llega de lejos, desde un cine que aún aspiraba a hablar de lo esencial, del paso del tiempo, de la forja de lo humano y su destino. Una película de otra época, alejada de toda coyuntura cinéfila, que se emparenta tal vez con un Bilge Ceylan (pienso en sus primeros títulos, de poderosa pregnancia telúrica) o un Béla Tarr (pienso en el retrato del anciano solitario de El caballo de Turín) para materializar en imágenes poderosas y líricas ideas mayores sobre la vida y la muerte.

En la infancia, se trata de observar el tiempo del descubrimiento y el misterio, de acompañar al niño por los alrededores del oficio de pastor de sus ancestros, de filmar la comunión con la naturaleza, sus ritmos, su luz y sus sonidos. En la edad adulta, abandonado el hogar y la esposa, se trata de construir visualmente el desarraigo y la nostalgia, entre rituales cuartelarios que se repiten y un voluntario endurecimiento del alma. Allí, en una isla del Mar Negro, nuestro protagonista ha decidido autoimponerse una coraza que lo proteja del mundo más allá del contacto con el paisaje o el diálogo íntimo con las gaviotas. A la vejez, el hombre solitario labra la tierra contra el clima y los elementos, mientras una voz en off (en la que el propio Kalev narra y recita textos de Camus, Hristov y Daoud) apenas nos distancia de su relato de gestos cotidianos repetidos, nos recuerda que es ya fin de raza y estirpe en esa tierra dura y agreste.

February destila esa fuerza poética del cine que confía plenamente en las imágenes y los sonidos, en su capacidad para la resonancia mítica de lo real, un cine capaz de sostenerse entre elementos mínimos, una figura y un paisaje, y que aspira a explicar la esencia de lo humano, nada menos. Las músicas populares y cultas aparecen como un ritornello del tiempo, ensanchando el marco, haciéndolo respirar. Toda una vida, sus raíces y sus ciclos, en tres momentos.