Little Joe | Festival de cine de Sevilla

La ilusión de la felicidad

Una imagen de 'Little Joe', de Jessica Hausner.

Una imagen de 'Little Joe', de Jessica Hausner.

Vieja conocida ya de este festival, a donde ha traído una tras otra todas sus películas (Lourdes, Amour fou) desde aquella Hotel de 2004, la austriaca Jessica Hausner prosigue su movimiento y transfiguración errantes por los contornos oficiales del cine europeo co-producido con esta Little Joe que, con bandera y elenco británicos, concursó en la pasada sección oficial de Cannes y le granjeó el premio a la mejor actriz a Emily Beecham.

Tan interesada por los elementos de diseño (arquitecturas, decorados, vestuario, tratamiento del color…) como por la puesta en escena, deudora de esa frialdad distanciada, cartesiana y precisa made in Austria, Hausner propone aquí un enigmático y ambiguo relato alegórico con la ciencia y la ingeniería genética de las plantas como trasfondo para una indagación en los espejismos de la confianza y la felicidad, juguetona y abierta parábola sobre la emancipación femenina, en este caso la de una madre bióloga, separada y adicta al trabajo que ve cómo la relación con su único hijo y sus compañeros de laboratorio (Whisaw, Fox) se ve trastornada con la creación artificial de una nueva flor de competición con extraños e inciertos poderes transformadores del carácter.

En este ambiente clínico, cerrado y aséptico observado desde la barrera, puntuado por elementos y objetos de colores intensos, habitado por personajes inquietantemente robotizados y extrañado por músicas de kabuki de Teiji Ito, Little Joe se mueve libremente por los márgenes de la serie B y el fantástico con voluntad humorística en sordina, cierto atasco narrativo y variaciones (morales) sobre una misma idea, esa que nos habla de la contención y la represión de las emociones y de la mascarada cotidiana en las relaciones sociales.