Crítica 'La distancia más larga'

Película de carretera en toda regla

La distancia más larga. Producción: Venezuela y España, 2013. Duración: 112 minutos. Dirección y guión: Claudia Pinto Emperador. Fotografía: Gabriel Guerra Antequera. Música: Vincent Barrière. Montaje: Elena Ruiz. Intérpretes: Carme Elías, Omar Moya, Alec Whaite, Iván Tamayo, Malena González, Marcos Moreno, Isabel Rocatti, José Roberto Díaz, Beatriz Vázquez, Alberto Rowinsky, Gabriel Agüero, Delbis Cardona, Alejandro Mata, Derwin Campos.

Una road movie en toda regla. Un contraste ético y estético entre la metrópoli tumultuosa, ruidosa, violenta, peligrosa y superpoblada de tráfico intenso y crispado y un paraíso lejano, natural, inmaculado de grandes extensiones, montañas poderosas y remansos de agua plácidos y refrescantes. Un trágico principio que nos conduce a una encrucijada vital para una familia con sus miembros en distintos conflictos vitales. Un drama con la distancia física y la diferencia generacional. En todo caso dos vidas que se acercan cuando una de ellas está llegando a su fin.

Esta es una película de bellezas naturales y sentimientos encontrados que se inicia con la llegada de un paquete procedente de España y sigue con una muestra de violencia urbana cuando un matrimonio y su hijo circulan por lo más intrincado de la circulación en la gran ciudad. No es más que una clara muestra de la vorágine metropolitana, un mundo de crispación y tensión, en ocasiones criminal, en contraste con un ámbito apacible, paradisíaco que veremos después. El argumento nos lleva a una disyuntiva vital que vive el protagonista, en trance difícil en su trabajo, que pierde a su mujer a manos de dos asesinos motorizados y a su hijo, que ha huido en busca de su abuela. Ella, enferma terminal, pretende volver a los parajes que le son más queridos.

Estas dos perspectivas dramáticas han servido a Claudia Pinto para afrontar esta doble circunstancia enmarcándola en un relato del género que solemos llamar "película de carretera", específicamente la huida del niño y su improvisado protector así como el viaje de la abuela. El film se desenvuelve entonces en un clima de comprensión, solidaridad, ternura y fidelidad, en una coyuntura difícil para una familia dividida y con problemas. Es una historia de redención y de búsqueda de segundas oportunidades, articulada con mucha sensibilidad, tacto e inspiración. Dos visiones de un mismo país en situación conflictiva aunque eluda claras referencias actuales, pero firme en la expresión de un contraste evidente.

Buena interpretación, especialmente de la española Carme Elías, pero también del resto del reparto en un correcta labor de sencillez y naturalidad. Y un inspirado trabajo en la dirección de Moisés Sepúlveda así como de la fotografía de Gabriel Guerra Antequera en la recreación estética de un paisaje singular y fascinante.

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