Festival de cine Iberoamericano

El íntimo brillo de un inicio con el sabor de otros tiempos

  • Un acto sencillo en el Gran Teatro sirvió para inaugurar un Iberoamericano con protagonismo para el cine.

El 38º Festival de Cine Iberoamericano de Huelva está ya en marcha. Lo hizo ayer sin mucho ruido, menos que en ocasiones anteriores, con un acto sencillo, sin alardes, lleno de familiaridad y cercanía. De algún modo, el certamen recuperó el sabor de épocas pasadas, en las que el boato quedaba en un segundo plano para resaltar lo que interesa. Por eso ayer los protagonistas fueron los mismos cineastas que compiten por el Colón de Oro. La mayoría jóvenes, casi anónimos para el gran público, aunque con el potencial que les llevará a triunfar algún día y, quizá, a recordar esta humilde llegada a Huelva.

Esta vez fue el Gran Teatro el escenario que asumió la recepción. Marco singular, a la vez que recogido. Más sensación de intimidad entre vestíbulo reducido y estrechos pasillos de butacas. Tan elemental como para acoger sólo un video de introducción de las secciones de este año y dejar que el periodista Jerónimo Fernández presentará al jurado oficial de largos y cortos.

No hubo discursos ni protagonismo para políticos. Ni siquiera el director del Festival, Eduardo Trías, subió al escenario. La atención estaba reservada al contenido de esta edición. Más directamente al cine. El que se va a ver estos días, el que ha pasado ya por aquí y, seguramente, el que vendrá en los próximos años.

Para materializar esos deseos de futuro, el guiño a los patronos "que hacen posible esto cada año y más en los tiempos que corren", y a los patrocinadores, "por su apoyo incondicional". En ellos está que se mantenga el brindis a la cultura en que se convirtió el acto de ayer.

Porque más allá de los diez largos y 17 cortometrajes que compiten en la sección oficial, se pudo recordar lo que supone este certamen para promocionar también lo que se hace en Andalucía y en Huelva, con secciones propias de nuevo este año. Y, más, el empuje vital que cada año realiza al cine en lengua española y portuguesa. Para certificarlo, el dato de 150 películas realizadas tras doce ediciones del Foro de Coproducción que acoge Huelva estos días.

De las bondades de esta cita onubense de noviembre bien sabe el mexicano Enrique Rivero. Hace 4 años llegó a la ciudad con su primera película bajo el brazo y se fue con una Carabela de Plata a la Mejor Ópera Prima, entre otros premios paralelos. Fue el inicio de una serie de reconocimientos que se multiplicaron en su debut. Y también el comienzo de su idilio con esta tierra, con esposa e hija después de este tiempo en el que echó raíces y se quedó a vivir. Por eso su regreso a la competición onubense con su segunda película es tan especial como el hecho de que llegara al Gran Teatro andando desde su casa. Como la esperanza de que los ecos de un lejano Ciudad de México calen entre sus nuevos paisanos, al margen de los premios -que ya le caen otra vez- tras su paso por Roma la semana pasada.

"Desde que conseguí la financiación para hacer esta película, varias personas se han ido: mi madre; la persona en la que está basada esta historia; y la abuela de mi hija, la madre de mi esposa, Mª Carmen Cuenca. A todas ellas va dedicada esta película". Apunte emotivo previo a la reflexión sobre la muerte que dejó Rivero en el Gran Teatro.

La reacción del público fue correcta. Aplausos tras la proyección sin entusiasmo. Un resultado aceptable para una película que el propio director considera "comprometida", que necesita "que el espectador ponga toda su atención".

De ese arranque de Mai morire tomaron buena nota compañeros de competición. El veterano Martín Salinas, también en liza desde ayer con Ni un hombre más, y la también mexicana Lucía Carreras, que trae a Huelva Nos vemos papá. Ambos estuvieron en el Gran Teatro, atentos al acto y a la proyección junto a una de las promesas de este festival, el colombiano Gabriel González Rodríguez, director de Estrella del Sur, y el protagonista de otra producción argentina, De martes a martes, Pablo Pinto. Ellos ya empiezan a saber qué es el Festival.

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