Iberoamericano

'Nos vemos, papá'

Producción: México, 2011.- Duración: 89 minutos.- Dirección: Lucía Carreras.- Guión: Lucía Carreras.- Fotografía: Germán Lammers.- Música: Christian Basso.- Montaje: Óscar Figueroa.- Intérpretes: Cecilia Suárez, Verónica Langer, Gabriela de la Garza, Moisés Arizmendi, Iliana Fox, Arturo Barba, Joanna Moriel, Marcelo D´Andrea, Santiago Hernández, Markin Carreras, Gala Montes, Elisa de Llaca

El complejo o mito de Electra, la figura mitológica del relato de Homero, hija de Agamenón y Clitemnestra, que inspiró a Sófocles, Esquilo y Eurípides en el teatro griego y a tantos otros prestigiosos autores posteriormente, también ha tenido su réplica en el cine, cuyos más afortunadas versiones nos dieron en la cinematografía helena Michael Cacoyannis, Electra (1962), con Irene Papas como protagonista (que por cierto también estuvo en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva) y en la italiana Luchino Visconti en la inolvidable Vaghe Steladell´Orsa (1965), aquí llamada Sandra.

El amor apasionado e incondicional por su progenitor y la venganza por el padre muerto, que Carl Gustav Jung trasladó a sus teorías psicológicas interpretando la fijación afectiva de la niña por la figura del padre, lo recrea con una especial sensibilidad y cualidades muy femeninas en esta película la realizadora mexicana Lucía Carreras. Guionista prestigiosa consiguió la Cámara de Oro por la película Año bisiesto (2010) en el Festival de Cannes de ese año, cuyo guión escribió con Michael Rowe.

En Nos vemos, papá, otra ópera prima en el Festival, nos relata la historia de Pilar, que tras la muerte de su padre -un argentino emigrado a México- se sumerge en una pena infinita, en un dolor inconsolable, en una inmensa tristeza, en una profunda melancolía. La ausencia del que parece fue el hombre de su vida, la deprime de tal manera que el peso ominoso de los recuerdos, frustra sus propias relaciones sentimentales y familiares, su misma libertad. Encerrada en un ámbito obsesivo y claustrofóbico vivirá con sus rememoraciones y la figura recordada del padre imaginaciones enfermizas, ambiguas e incestuosas. Su familia advierte su desequilibrio y ella hará todo lo posible para volver al hogar donde se reavivan sus recuerdos.

El relato, inspirado en una telenovela del mismo título, resulta lento, premioso, minucioso, reiterativo a veces. Dotado de una asombrosa sobriedad, también en la expresión en ocasiones, imbuido siempre de una morbosa y patética intimidad, se encierra, demasiado enclaustrado, en el drama psicológico que vive la protagonista. Ésta ha idealizado de manera patológica la figura paternal que cae irremisiblemente en una dejación absoluta de la realidad. Ese es también el talante que la protagonista, encarnada por la actriz Cecilia Suárez, imprime al personaje, quien tiende a congelar repetitivamente sus gestos y actitudes. Es su forma de interpretar el vacío de la dolorosa ausencia del padre amado.

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