Festival Cine Málaga

Pablo Cantos, de la memoria y la presencia

  • El cineasta malagueño, fallecido el año pasado, fue objeto ayer de un homenaje en el Cine Albéniz

La pasada gala de los Premios Goya regaló, inesperadamente, dada la acostumbrada y vanidosa fanfarria, una ocasión al pellizco. Al menos para quien suscribe estas líneas. Fue cuando, en el In Memoriam, apareció la imagen y el nombre de Pablo Cantos en la pantalla. La noticia recibida en mayo del año pasado, cuando se conservaba aún el regusto del Festival de Málaga, fue de ésas que la razón no acierta a ubicar. ¿Podía acaso fallecer Pablo Cantos, que nació en Granada en 1966 pero que creció bajo el sol de esta costa desde su infancia? Pues sí. Y con él la posibilidad, cantada, de que mucha más gente hubiera celebrado la obra de un gran cineasta. La producción que dejó es breve, prometedora tal vez de lo que pudo ser y no fue, pero de cualquier forma demostrativa de cuanto el talento de este hombre era capaz de alumbrar. Ayer, como correspondía, el Festival de Málaga celebró en el Cine Albéniz un acto de homenaje en su recuerdo en el que participaron el productor César Martínez Herrada, el escritor Pablo Aranda y el fotógrafo José Luis Gutiérrez. En el acto, presentado por Domi del Postigo y Miguel Ángel Oeste, se proyectaron dos de los trabajos más notables de Pablo Cantos: su cortometraje Gato por Goya, realizado en 2009 y protagonizado por Mercedes Sampietro, Toni Zenet y Rafa Téllez; y su único largometraje, Imaginario, presentado en la edición del Festival de Málaga de 2008 y protagonizado por Rosana Pastor, Jorge de Juan y Julián Villagrán.

El mismo Pablo Aranda recordaba ayer que conoció a Pablo Cantos cuando ambos estudiaban en la Universidad: "Los dos queríamos ser directores y nos pusimos a rodar un corto, pero finalmente Pablo decidió que el director iba a ser él. Aprendí muchísimo junto a Pablo en aquellos años. Un mes de agosto nos fuimos a Valladolid a un curso de verano, y algún tiempo después le presenté a César Martínez, que le ayudó mucho como productor". La entrada de juego de Martínez, ciertamente, resultó determinante para que Pablo Cantos pudiese desarrollar sus proyectos. A menudo el cineasta se refirió a él como el productor ideal, el que todo director querría tener a su lado. De hecho, el último trabajo de Pablo Cantos que vio la luz fue la escritura del guión del documental Objeto encontrado, dirigido (y coescrito) por el propio César Martínez, realizado en 2012 y dedicado a la figura del artista, editor y coleccionista Antonio Pérez.

Pero quien conoció de manera especialmente estrecha a Cantos es el también escritor malagueño Miguel Torres, que dedica su última novela, Sintecho (ganadora del Premio Mario Vargas Llosa), a la memoria del director: "Estudiamos juntos desde los 5 años hasta que terminamos la carrera. Así que nuestra relación va mucho más allá del cine. Compartimos nuestro aprendizaje, los años en que los libros, las películas y las canciones son realmente importantes y disfrutas con tus primeros trabajos. Yo no sería lo que soy de no haber sido por él". Torres y Cantos escribieron a cuatro manos los guiones de dos largometrajes y varios cortometrajes, pero de todos aquellos proyectos sólo llegó a rodarse un corto, Ángel, en 1999, basado en un cuento del propio Torres. El escritor señala que, tal y como demuestra Imaginario, Cantos poseía una intuición literaria muy poderosa, y que incluso "tuvo la tentación, cuando el asunto del cine se quedó muy parado, de escribir una novela. La verdad, no sé si llegó a hacerlo. Sí sé que escribió algunos cuentos. Al final, viendo que costaba mucho mover los guiones, fui yo quien se pasó a la literatura. Su empeño era el cine". Torres destaca dos rasgos fundamentales de Cantos: su inclinación a la amistad ("convertía todas las relaciones en amistad") y su meticulosidad: "Leía mis manuscritos y me los devolvía hechos un campo de batalla". Su cine perdura, intacto.

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