Elecciones

La veteranía de la democracia en Córdoba

  • La ausencia de incidencias importantes avala la experiencia de los votantes

Los cordobeses ya están acostumbrados a votar en paz y en libertad. Y ayer lo volvieron a demostrar. La ausencia casi total de incidencias contribuyó a reforzar la idea de que la democracia ya es veterana en Córdoba y de que la normalidad de la jornada electoral ha dejado hasta de ser noticia.

El día grande de la democracia amaneció despejado, y temprano, muy temprano, para las más de 8.000 personas -entre funcionarios de la Administración, policías, guardias civiles, interventores y ciudadanos a los que le había tocado conformar las mesas- que a las 08.00 se apretujaban de frío a las puertas de los 1.017 colegios electorales de la provincia. Poco a poco, los funcionarios llamaban por nombres y apellidos a los ciudadanos a los que les había tocado conformar las mesas. Poco antes de las 09.00, todo el mundo sabía ya qué tenía que hacer, donde se tenía que sentar y cómo usar las famosas PDAs con las que transmitir los datos a la central operativa de Madrid.

Apenas habían pasado cinco minutos de las 09.00 y la Subdelegación del Gobierno ya tenía el OK de las 1.017 mesas electorales de Córdoba. Comenzaba la fiesta de la democracia, pero a la sede del Ejecutivo en Córdoba llegaban los primeros partes de incidencias, pequeñas y anecdóticas, pero incidencias al fin y al cabo.

En el colegio electoral de la Casa Ciudadana de Córdoba, el vocal de una de las mesas trataba de convencer a los funcionarios y a la Guardia Civil que no se podía quedar porque era "analfabeto" y porque tan sólo sabía "dibujar su firma". El caso pasó entonces a manos de la Junta Electoral Provincial. Más divertida fue la incidencia que se registró en un colegio electoral de la barriada periférica de Villarrubia. El presidente y el vocal de una de las mesas -que ya se conocían de antes- se pusieron de acuerdo para "relevarse" durante la jornada. Uno llegaba por la mañana y el segundo le turnaba al mediodía. Fue difícil, pero al final se les convenció y se les explicó que eso no se podía hacer.

En otro colegio de Cerro Muriano, la Guardia Civil tuvo que actuar para retirar una pancarta electoral que pedía el voto para el PSOE. El estandarte llevaba colocado desde el inicio de la campaña, pero nadie había caído en que el interior de los colegios es una especie de santuario en el que no se puede pedir el voto de ninguna de las maneras. Finalmente, la rápida actuación de los agentes impidió esta pequeña violación.

Algo más agobiados estuvieron los agentes en Hornachuelos. A las 09.50, un votante constató que en el colegio no existían papeletas de la candidatura de Familia y Vida. La Guardia Civil constató este hecho y además que estas papeletas tampoco habían llegado a la pequeña aldea de Mesas de Guadalora. Finalmente, el problema quedaba resuelto a las 10.20. La Policía Local descubrió que las papeletas se habían quedado olvidadas en el Ayuntamiento, por lo que la solución tardó en llegar lo que los agentes a los colegios electorales.

El resto de las incidencias fueron nimiedades que se solucionaron con buen humor y una sonrisa. En el colegio Mediterráneo de Córdoba, un funcionario se quedó dormido y llegó tarde. En el colegio Torre de la Malmuerta, faltaban impresos que llegaron en minutos. En el colegio Europa, la ausencia era de la documentación para los interventores. Nada más.

A partir de las 09.30, las anécdotas las pusieron los votantes. Las típicas monjas que con su hábito y sus papeletas en la mano llamaban la atención en los colegios electorales. Jóvenes trasnochadores que después de los churros y un poco somnolientos querían ser los primeros de su familia en votar. Grandes dificultades a la hora de hacer entrar las voluminosas papeletas del Senado por una milimétrica ranura. Y las confusiones y despistes habituales del que va a meter la papeleta en una urna, se confunde y la introduce en la equivocada. Lo normal para una provincia en la que, después de 30 años de experiencia, la gente se ha acostumbrado a votar.

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