Pasarela

Feminidad y sensualidad en estado puro

  • 'Andalucía de moda' propuso ayer unas colecciones elaboradas donde existían varias posibilidades para una mujer con una personalidad muy definida

José María Soler, Manuel Odriozola, Susana Lirola, Blanca Gallego y Francisco Tamaral fueron los participantes de una intensa tarde durante la que se demostró que, para cada mujer, existe un concepto diferente de moda ajustado, eso sí, al carácter de la persona a la que nos refiramos. Así, el malagueño José María Soler, desarrolló un amplio catálogo de 54 modelos englobados bajo el título de "Mediterráneo" donde, tejidos pintados y bordados a mano, se convirtieron en la base de unos cortes que, desde el cóctel al más largo con cola, se decantaron, en general, por el escote palabra de honor con tirantes alrededor de una colección recién llegada de Milán en la que no faltaron rojos, fucsias, amarillos, azules, blancos… Un despliegue sin límites para las "antes muertas que sencillas".

En el otro extremo, el gaditano Odriozola bautizó "A flor de piel" una creación que comenzó con propuestas de diario -entre las que destacaban camisetas y blusones tipo kaftán con vaqueros o leggins de satén de con licra- y que concluyó con una línea más especial de sedas y organzas. Como hilo conductor, dibujos de lentejuelas sobre algunas prendas para poner un punto de glamour que prosiguió con la almeriense Susana Lirola (junto a la que compartía desfile). Ésta acudió a Poiret -el conocido como "rey de la moda"- para plantear una muy contundente aventura en la que, a partir de tejidos tornasoles de seda y muselina, enamoró al público asistente a través de unas piezas tipo túnicas que, vaporosas y juveniles, tocaron los grises, malvas con verdes, marrones chocolate y hasta el negro como colofón de su producción.

A continuación llegó Blanca Gallego quien presentó unos originales estampados romboidales en dos piezas de faldas de volantitos con chaquetas negras con cintas de piquillo en las solapas, un pequeño "mini-mono" de gasa roja junto a otro más amplio y hasta los pies, pantalones de talle alto y pata de elefante, elegantes abrigos y, en el cierre, trajes de gala negros con una gran flor blanca al final de la espalda o con una cola transparente ribeteada también de flores. De igual forma a las ocho y media, Francisco Tamaral aportó volúmenes tanto en faldas globo y trapezoidales como en los hombros de chaquetas y vestidos. Aparte, el cordobés buscó la seducción gracias a la utilización de materias primas como el raso, el tul, el shantung o el gazar brocado deslumbrando desde el exterior a cualquier mirada.

Además, la jornada contó, eso por la mañana, con un tiempo dedicado a los más pequeños gracias al talento de Beatriz Montero -de la que resultó interesante una oferta a caballo entre lo clásico y lo actual, eso sí, pensando siempre en la comodidad de los niños- y de Kobez, cuya Primavera-Verano 2010 se articuló alrededor de una ropa muy artesana entre la que se pudieron ver encajes, piqués, sedas salvajes y combinaciones de colores alegres y divertidas. Una población infantil que, como clientes que serán del futuro, también precisa un lugar destacado entre la moda de los adultos.

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