Pasarela

Hoy se celebra la segunda boda del año

No será una boda real (aunque sí la de un príncipe soberano), pero lo cierto es que a glamour y ostentación no les ganan en Mónaco, así que el enlace religioso de Alberto II y Charlene Wittstock hoy escribirá una página imborrable de la Historia.

Los preámbulos del punto y seguido a este cuento de hadas, desde luego, han contenido todos los ingredientes de un buen culebrón en toda regla: príncipe entradito en años al que persiguen, a partes iguales, los rumores de playboy y los de una presunta homosexualidad; chica humilde y luchadora, deportista para más señas, que escala hasta lo más alto de la realeza; novia a la fuga, en el último momento, al enterarse, supuestamente, de un tercer hijo ilegítimo y desconocido hasta la fecha de su prometido. De hechos, hay folletines venezolanos menos interesantes que las andanzas de la familia monegasca.

Pero, finalmente, el príncipe Alberto parece que conseguirá el The end que anhelaba, el que quiere imitar de sus padres y el que necesita para asegurar un heredero varón al Principado. La materia prima que era Charlene ha sido largamente 'pulida' durante años hasta conseguir una elegante y discreta princesa rubia y de ojos azules que, si bien recuerda a la princesa Gracia, aún no podría compararse a ella. En todo caso, ni de lejos se parece ya a la nadadora sudafricana que participó en los Juegos Olímpicos de Sidney, después de, según las malas lenguas, varias intervenciones de estética, como una para recortar su aguileña nariz, y de un proceso de reconversión estilista de su fondo de armario. Esta tarde sorprenderá (o no tanto) con el modelo de novia de Giorgio Armani que lucirá para su enlace religioso con el príncipe de Mónaco. Las comparaciones con el vestido de su suegra, prematuramente desaparecida a principios de los 80, serán inevitables de nuevo.

Tras el aperitivo de la ceremonia civil de ayer, Alberto y Charlene brindarán hoy momentos para el recuerdo de esta generación. El oficio, en el incomparable marco del Patio de Honor del Palacio de los Grimaldi, comenzará a las cinco de la tarde. Desde una hora antes habrán empezado a llegar los invitados, entre los que figuran miembros de cinco casa reales europeas y celebridades, pero también monegascos de a pie pues la real pareja ha decidido mantener abiertas las puertas de su 'hogar' para que alrededor de 3.500 personas participen de este feliz acontecimiento a través las pantallas gigantes colocadas en la Plaza de Palacio.

Después, hacia las seis y media, los recién casados acudirán a la Iglesia de Santa Devota para que Charlene deposite allí su ramo de novia. A lo largo de un recorrido por las calles del Principado a bordo de un Lexus LS 600h, Alberto II y su ya esposa sentirán muy de cerca el calor y el cariño de su pueblo. La fastuosa Ópera Garnier de Montecarlo será el escenario de la cena que, junto a los fuegos artificiales de medianoche, pondrán el broche a tres días de celebraciones por todo lo alto.

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