Punto crítico

Setefilla Madrigal

Maestros

El pasado 5 de octubre la Junta de Andalucía celebraba el Día Mundial del Docente lanzando a través de las redes sociales una iniciativa con la que dar las gracias a nuestros antiguos profesores. Cosas de la tecnología, la presidenta de la Comunidad Autónoma, Susana Díaz, en un vídeo en directo e improvisado en uno de los patios del Parlamento Andaluz se acordaba, con una emotiva retrospectiva, de algunas de las figuras más relevantes en su formación académica y animaba a que el resto de usuarios se sumara al homenaje subiendo a internet su declaración grabada. Si aún estoy a tiempo y dado que este medio es eminentemente letras que se juntan y conforman un discurso, procedo a dar las gracias a las figuras de aquellos hombres y mujeres que aún guardo en recuerdos impregnados de cierta calidez memorial y que me enseñaron entre tantas cosas a restar, a sumar, a recitar versos o a situar espacialmente a París o al Ganges en un mapa mudo. También dar las gracias a aquellos que con un poco más de edad me condujeron a ser crítica, a cuestionar, a investigar, a ser libre, a dudar de todo lo que veo, leo u oigo porque esa es la única forma que hay para llegar a la verdad o a lo que queda de ella. A los que me alentaron a gritar consignas o a luchar por todo aquello que creo que es injusto. Pero la memoria es selectiva y sólo escoge a unos cuantos de muchos de los que han pasado por una vida estudiantil extensa. A decir verdad, es una vez abandonado el sendero de lo estrictamente académico cuando llegan a tu vida los mentores que de verdad te marcan, esos que te guían, esos que te indican cuál es el camino a seguir si de verdad quieres estar en un mundo laboral que sigue menguando y se queda a veces demasiado pequeño. Los que te explican por qué te corrigen un párrafo o te indican con una sonrisa, mesura y algo de crudeza que le des una vuelta a un titular porque ése que has escrito es demasiado rebuscado. Los que te regalan temas para que te luzcas y llames la atención de algún jefe, que a lo mejor ese día haya abierto el periódico y haya reparado de repente, y con algo de suerte, en tu firma. Los que te animan a que quieras a esta profesión por encima de otras muchas cosas porque sólo así será de calidad y más digna. Claro que me acuerdo de mis maestros y también de mis maestras. He trabajado y aprendido codo a codo con ellas, he absorbido sus mejores consejos, he luchado y remado en la misma dirección para dar el mejor servicio y no sabéis, y en esto la memoria no es nada excluyente, hasta qué punto les estoy agradecida.

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