Está siendo, sin duda, la noticia bomba del arranque del otoño en el mundo de la prensa rosa en España. Tamara Falcó, hija del marqués de Griñón e Isabel Preysler, esa que hace unos años amagó con dejarlo todo para entregarse a Dios y querer ser monja, parece haber levantado del sueño de cuento de hadas que decía vivir junto a su 'novio', Íñigo Onieva. Con fecha de boda fijada para el mes de junio, y tras hacer oídos sordos a los innumerables rumores de infidelidades por parte de su pareja en los últimos tiempos y escuchar lo que para ella era el "amor puro más allá de lo mundano", unas recientes imágenes de Onieva besando a otra chica en un Festival de Música han dinamitado la relación y el alma de Tamara, que, a falta de confirmar que la boda queda suspendida, se ha limitado a borrar cualquier tipo de rastro del anuncio que emitió hace sólo unos días. 

¿Debería casarse Tamara Falcó con Íñigo Onieva? El anillo con tres brillantes en forma de lágrima que lucía orgullosa ha quedado en el olvido, no se sabe para cuándo, y el foco se ha puesto en la confesión pública de Íñigo Onieva (vía redes sociales, que es lo que se lleva ahora) después de negar la mayor en presencia de Tamara y en la persona a la que aparece besando en los diversos vídeos que empezaron a viralizarse en cuanto la maquinaria informativa de la prensa del corazón y los usuarios más intrépidos se sintieron señalados por la resistencia de Onieva a reconocer lo que todos (menos Tamara) ya intuían.

Marina Theiss, la modelo brasileña "imperfectamente perfecta"

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Tamara Falcó e Ínigo Onieva estaban profundamente enamorados, pero en el verano hicieron planes por separado. La aristócrata, diseñadora de moda y colaboradora de televisión se marchó a vivir una experiencia espiritual en los balcanes y a Onieva le faltó tiempo para pegarse una escapada a Estados Unidos para coger fuerzas y pedirle matrimonio a su novia al regreso. Y no pensó en cambiar de planes por mucho que se le cruzara por el camino Marina Theiss, una modelo brasileña que triunfa en países como Estados Unidos y Portugal con prestigiosas agencias internacionales como Central Models o NY Models. 

A sus 35 años, esta mujer "imperfectamente perfecta", como se auto define en sus redes sociales, también ha trabajado como reportera en el mundo del motor (Fórmula E) y actualmente se encuentra ampliando su formación a través de los estudios en Turismo.

"Mujer salvaje pero cariñosa" de 1,78 cm de altura, Marina reside en Nueva York, atrapada desde hace más de dos décadas entre los flashes que se detienen a captar su atractivo físico para las diferentes publicaciones, junto a otros rostros conocidos como Sara Sampaio.

Amante de los viajes y las nuevas experiencias (de distinto tipo a las de Tamara), decidió que la última de sus paradas sería el Festival Burning Man de este año, donde se estrenaba para dejar en evidencia la primera gran mentira de Onieva, al que se le cayó el castillo de excusas en sus primeras declaraciones ante las cámaras.

Concienciada con la ecología y vegetariana, Marina tiene un alto compromiso con la lucha por el cambio climático, aspectos todos que quedan perfectamente reflejados en su perfil de Instagram, que posiblemente sea uno de los más visitados durante las últimas horas en España. Allí, sin quererlo, fue dejando rastros de las mentiras de Onieva. Fotos, vídeos y referencias de algo que fue para ella "algo más profundo que una fiesta. Tuve que rendirme a lo desconocido, al flujo de la vida. Estaba abierta a las fuerzas del universo, confiando en el poder de mi intuición. Todo sucede por una razón". Y apareció Iñigo Onieva.