Firma emblemática de la moda

Muere el diseñador Andrés Sardá

  • La ropa interior femenina fue su especialidad, como uno de los pioneros en renovar y actualizar la lencería y también la ropa de baño

Andrés Sardá en un posado en el año 2005

Andrés Sardá en un posado en el año 2005 / EFE

El diseñador Andrés Sardá, con una de las firmas más destacadas de la moda española, ha fallecido este lunes en Barcelona a los 90 años. Entre su labor destacar ser uno de los pioneros en llevar la moda, el estilo y la belleza de la ropa interior a las pasarelas y al mundo.

Corrían los años 60 en Barcelona cuando Andrés Sardá decidió crear su propia empresa de ropa interior femenina. Sardá, ingeniero textil perteneciente a una familia ligada a la industria del tejido desde finales del siglo XIX, decidió romper con los convencionalismos de aquella época en la que la ropa interior era estéticamente oscura y soñó con aportar su particular visión, aportando fantasía

Convencido de que la lencería femenina podía ser delicada, favorecedora y tentadora, se puso del lado de las mujeres y dedicó sus esfuerzos a desterrar de los cajones de la ropa interior aquellas prendas de uso y poco evolucionadas. Sardá buscó para ellas los tejidos más suaves, las formas más ligeras y los colores más fascinantes. Se alió con las últimas tecnologías y buscó los materiales más revolucionarios, como la fibra de Lycra para crear colecciones sugerentes y vanguardistas, con prendas capaces de cautivar a las mujeres.

 Movido por su inquietud, quiso probarse con los grandes y amplió sus horizontes con vocación internacional y con vistas al mercado más exigente, el del lujo. Poco a poco, gracias a sus seductoras propuestas, su firma alcanzó el éxito y el diseñador el reconocimiento mundial con premios como el Creador del año del Salon de la Lingerie de París o el Premio Nacional de la Moda otorgado por la Reina Letizia.

 

A las colecciones de lencería se unieron las de baño, porque como creador no tuvo límites; como empresario, transgredió todos ellos y abrió nuevas vías nunca exploradas hasta el momento por una marca española. Con la complicidad de los fotógrafos más cosmopolitas del momento y de las modelos más admiradas, apoyó la belleza de sus prendas con imágenes magníficas y evocadoras, convirtiendo en luminoso aquel mundo de sombras.

Su hija Núria, el relevo desde 1998

 Fiel a su proyecto, siempre ligado a Barcelona, Andrés Sardá supo también ser maestro y mentor de su hija Núria, quien desde 1998 ha dado continuidad a la gran marca de lujo en que se ha convertido aquel deseo de crear belleza. El tiempo ha condensado su esencia y hoy la firma sigue transmitiendo el cariño y el oficio con el que se cortan las prendas. Fiel al legado de su padre, Núria es ahora "la alquimista que funde con imaginación las materias más exquisitas y que mantendrá siempre vivo" el espíritu de Andrés Sardá, comunicaba hoy su empresa.

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