Pasarela

Olé, Olé, una formación para la historia

  • Vicky Larraz, Sonia Santana y, sobre todo, Marta Sánchez formaron parte de un grupo que vuelve a estar de actualidad casi 30 años después.

Con Olé Olé. Grandes éxitos, la discográfica de la mítica agrupación acaba de rendir homenaje a una música que forma parte de varias generaciones y que ha encumbrado figuras como Vicky Larraz, la canaria Sonia Santana y, especialmente, Marta Sánchez, cantantes que dieron sus primeros pasos artísticos junto a Juan Tarodo, Gustavo y Marcelo Montesinos, y Luis Carlos Esteban los "chicos" que, de manera fiel, secundaron a esas féminas gracias a las que conocieron la fama con mayúsculas.

A principios de los 80 era Mecano el referente que, entre todos los que pertenecían a esa alocada época, más seguidores contaba y, como respuesta a tamaño éxito, se decidió crear una opción techno-pop que, en Olé Olé, encontró una alternativa perfecta. Así, con la poderosa voz de Vicky Larraz -quien, antes de nada, se dedicó, como su madre, al maquillaje-, se lanzó al mercado No controles, tema compuesto precisamente por Nacho Cano y que, a sus jóvenes intérpretes, les trajo la popularidad inmediata. Conspiración, basada en una pieza de la ópera Carmen, de Bizet, y Voy a mil afianzaron un talento reconocido fuera y dentro de nuestras fronteras.

Sin embargo, tanto Luis Carlos Esteban como Vicky, mujer inquieta desde siempre, decidieron emprender una carrera en solitario (dentro de la que, ella, publicó dos discos y, con posterioridad, marchó a Miami para desarrollar allí una interesante carrera como presentadora de televisión -en la que ha tenido oportunidad de entrevistar a grandes actrices como Meryl Streep o compañeros de profesión como Alejandro Sanz-).

Procedente de la banda Cristal Oskuro, Marta Sánchez vino a poner un toque de sensualidad y erotismo en Olé Olé y, desde su primer lanzamiento, Lilí Marleen, supo hacerse un hueco que, con el tiempo, trascendería cualquier previsión inicial. Bailando sin salir de casa, Sola, La bámbola, Cuatro hombres para Eva o Soldados del amor -con la que acudió al Golfo Pérsico para animar, cual Marilyn Monroe, a los soldados españoles-, hicieron el resto y, Marta, se relevó como una sex symbol de cualidades ilimitadas.

Y es que, además de las evidentes cualidades profesionales -bajo las que vendieron cientos de miles de discos y realizaron multitudinarias giras-, el contundente físico de la líder del grupo no pasaba desapercibido y, las revistas del "corazón", empezaron a fijarse en una vida privada que, durante algún tiempo, compartió con su batería, el mencionado Juan Tarodo. Después llegaron las desavenencias y, en 1991, tras seis álbumes, Marta Sánchez decidió, igual que su predecesora, volar hacia nuevos destinos y, de nuevo, dejar solos a sus compañeros de viaje. Una decisión que, a las pruebas nos remitimos, no pudo resultar más acertada pues, a partir de aquel instante, su trayectoria comienza a encontrar una nueva dimensión donde se consolida como una garganta de privilegiadas cualidades.

Breve pero intensa, la huella de Sonia Santana quedó plasmada en A descubierto que, a pesar de la madurez desvelada en sus melodías, no logró superar los enfrentamientos internos de unos integrantes que, en 2007, volvieron a probar suerte con la también isleña Marta Domínguez pero, ni la promoción, ni tampoco el producto en sí, convencieron al respetable. Era el triste final para un inolvidable recorrido del que, ahora, todos volvemos a ser testigos.

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