Pasarela

"Si dejan de llamarme, tengo dos manos para buscarme la vida"

  • El gaditano, que hace sólo dos años trabajaba como churrero, gestiona como mejor puede la fama, y las críticas.

Su todavía desconocido nombre empezó a sonar en el verano del 2013, eran las semanas previas al estreno de la película El niño, del director Daniel Monzón, en la que el actor debutó como personaje protagonista y que le lanzó a la fama. Sus ojazos azules no pasaron desapercibidos, tampoco su actitud de 'no tengo nada que perder'.  La suerte de Jesús Castro, un joven de 22 años que estudiaba electrónica y ayudaba en el negocio familiar en su pueblo, Vejer de la Frontera (Cádiz), cambió cuando las directoras del casting Yolanda Serrano y Eva Leira lo descubrieron. Su rostro ya es habitual en los Goya, a pesar de llevar solo dos años en el mundo de la interpretación, y ha estado al frente de proyectos muy potentes, como La isla mínima y en televisión en series como  El Príncipe o el thriller policíaco de Atresmedia Mar de Plástico. Hoy, todavía tiene que enfrentarse a las dudas acerca de su talento para seguir creciendo como actor en otros papeles pero él tiene muy clarq la ruta que debe seguir: trabajar más para aprender más, y ser muy agradecido.

-Vive oficialmente en Madrid desde hace dos meses, y se le ve ilusionado.

-Lo estoy. Vivo con las cuatro cosas básicas: la tele, cuchillos, tenedores y cucharas. Pero estoy mucho mejor, ya tengo casa, por fin.

-Hasta ahora se había alojado en un hotel, ¿cómo ha sido esa vida?

-Era muy cansada. Un hotel es muy frío. Al principio te gusta lo de llegar al hotelazo, pero no te arraiga.

-¿Y se ha mudado solo?

-Sí, solo.

-Como andaluz, habrá sido un lujo rodar Mar de plástico en Almería.

-Sí, aunque no he podido disfrutarla mucho. Salía poco por Almería por falta de tiempo. Tan solo solía salir a correr un poco, siempre y cuando me dejaban las niñas que había fuera del hotel (risas).

-¿Las fans le perseguían?

-Era un poco heavy... Yo lo que hacía era salir del hotel a correr a eso de las 9:00 y me sacaba un foto con ellas, les firmaba... A ver, tener niños y niñas en la puerta del hotel haciendo tiempo rollo concierto de Pablo Alborán te hacen pensar en: o me quedo en la habitación y no salgo o salgo y me hago un bolito gratis, como yo les llamaba. Y, joder, no te cuesta nada echarte una foto, atenderles y firmarles un autógrafo a esa gente que está ahí apoyándote desinteresadamente.

-¿Se lleva mal la pérdida de anonimato? 

-Sobre todo porque soy muy tranquilo y de disfrutar de las cosas pequeñas, de una playa tranquila, de escuchar el mar... Ahora, a las playas que eran mías ya no puedo ir. Cuesta, pero sé dónde me he metido, con sus pros y sus contras y lo acepto como es.

-Es consciente de que eso bajara con el tiempo...

-Eso me llevan diciendo mucho tiempo. Espero que sí, que baje para recuperar mi vida social y sentirme más normal. Pero tampoco me quejo, si vivo esto es una buena señal.

-¿En Cádiz también le ocurre como en Almería?

-En Vejer no tanto, aunque siempre hay alguna sobrinilla que  aún no tiene foto...

-¡Igual le piden hacer el pregón de las fiestas!

-Eso no, de verdad. Ser el centro de atención todavía me cuesta. Yo puedo apoyar al pueblo,  ir al pregón, pero que lo lea otro.

-Su éxito ha sido fulgurante y tiene que enfrentarse a críticas y dudas acerca de su preparación como actor, ¿se ha planteado que algún día dejen de llamarle? ¿Le dan miedo los vaivenes de su profesión?

-Miedo tampoco, yo trabajo cada día para seguir donde estoy pero si el día de mañana dejan de llamarme pues, oye, yo no soy manco. Tengo dos manos para buscarme la vida en lo que sea.

-¿Se ha planteado formarse en interpretación?

-Nunca está de más, el saber no ocupa lugar. Lo que pasa es que me siguen llamando para proyectos y no cuento con tiempo. Si no fuera así, por supuesto que lo haría.

-¿Qué papel le gustaría que le ofrecieran?

-Quiero un papel. Punto.

-¿Cómo lleva ver su nombre dentro de asuntos que no están relacionados con su trabajo? Por ejemplo, el verano pasado ocupó bastantes minutos en programas como Mujeres, hombres y viceversa o Pasaporte a la isla por una chica.

-Yo estoy centrado en lo mío, de verdad. Estoy centrado en trabajar y en darlo todo. Hablar es gratis y no puedo hacer nada contra eso; si decir ese tipo de cosas costaran 500 pavos... Pero no es así.

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