Pasarela

Las 6 claves del 'teatro' de Isabel Pantoja

  • Su puesta en escena cuando acude a un juicio siempre es la misma: gafas de sol XXL, de negro y acosada por la prensa.

Isabel Pantoja, entrando a la Ciudad de Justicia de Málaga, entre una nube de medios y con gesto doliente.

Isabel Pantoja, entrando a la Ciudad de Justicia de Málaga, entre una nube de medios y con gesto doliente. / Efe

La llegada de Isabel Pantoja a la Ciudad de la Justicia de Málaga recordó –y mucho– a aquella salida entre micrófonos, cámaras, periodistas, fans y detractores aquel 16 de abril de 2013 en que conoció su condena por el Caso Malaya. La sentencia a 24 meses de prisión la escuchó en el interior de los juzgados sin inmutarse y muy seria pero, a la salida y entre zarandeos, abucheos y gritos de “ladrona”, “choriza” y “delincuente”, la tonadillera puso cara de dolor cuando le tiraron de la coleta y posteriormente se desmayó. La puesta en escena del martes evocaba de forma deliberada a aquel día, como ha ocurrido siempre que la artista tiene que acudir a testificar, que no han sido pocas veces.

Isabel Pantoja entrando en la Ciudad de la Justicia de Málaga el martes, casi arrastrada por la Guardia Civil. Isabel Pantoja entrando en la Ciudad de la Justicia de Málaga el martes, casi arrastrada por la Guardia Civil.

Isabel Pantoja entrando en la Ciudad de la Justicia de Málaga el martes, casi arrastrada por la Guardia Civil. / Efe

  1. El estilismo negro: El pasado mes de julio Pantoja declaró como testigo en el juicio celebrado en Chiclana de la Frontera contra su hermano Agustín por estafa y apropiación indebida, una querella interpuesta por el propio hijo de la tonadillera, Kiko Rivera. Aquel día y, pese al intenso calor, Isabel ya optó por el clásico negro –aquella vez un vestido– con el que parece querer recordar a todos que sigue siendo ‘la viuda de España’. El martes el luto también se podía deber al reciente fallecimiento de su madre, Ana Martín, a finales de septiembre.
  2. Gafas XXL y coleta: Unas maxigafas de sol la acompañan siempre en sus apariciones públicas; más aún si se trata de una cita judicial. También su clásica coleta ochentera, bien estirada, uno de los rasgos que la caracterizan y que ha mantenido imperturbable a lo largo de las décadas.
    La tonadillera, dentro de la sala, con gesto de nerviosismo y a punto de echarse a llorar. La tonadillera, dentro de la sala, con gesto de nerviosismo y a punto de echarse a llorar.

    La tonadillera, dentro de la sala, con gesto de nerviosismo y a punto de echarse a llorar. / Efe

  3. El gesto compungidoPantoja mira al cielo y pone gesto de dolor cuando es rodeada por los periodistas. Eso, o lanza la mirada fulminante de su último juicio, el de su hermano Agustín. Ya dentro de la sala, se la vio llorar desconsolada y en su testimonio hizo múltiples referencias a asuntos personales. El ‘dientes, dientes’ ha dado paso a esta representación, mucho más seria y dramática dadas las circunstancias.
  4. Medallas marianas variadasNo pueden faltar en su look nunca las evocaciones a Vírgenes varias pues es sabida la profunda fe religiosa de la cantante.
    Pantoja, con vestido negro el pasado julio, en el juicio contra su hermano Agustín en Chiclana, del cual va del brazo. Pantoja, con vestido negro el pasado julio, en el juicio contra su hermano Agustín en Chiclana, del cual va del brazo.

    Pantoja, con vestido negro el pasado julio, en el juicio contra su hermano Agustín en Chiclana, del cual va del brazo. / D.C.

  5.  Gestos de nerviosismo y ataques de ansiedadLa actitud de Isabel Pantoja declarando en los juzgados de Málaga el martes hizo saltar todas las alarmas sobre su salud mental. Lágrimas, temblores, angustia. Hasta el propio juez le dio un tiempo para que se tranquilizara en vista de su estado.
    Isabel Pantoja, en su traumática salida de los juzgados en 2013 tras conocer su sentencia por el Caso Malaya. Isabel Pantoja, en su traumática salida de los juzgados en 2013 tras conocer su sentencia por el Caso Malaya.

    Isabel Pantoja, en su traumática salida de los juzgados en 2013 tras conocer su sentencia por el Caso Malaya. / Efe

  6. El acoso mediáticoNo puede faltar la nube de medios sobre su ‘persona’, una expectación que suele tornarse en drama con algún altercado (el martes casi salió herido un cámara, en 2013 fue ella misma a la que le tiraron del pelo). Su protagonismo es innegable, y sabe cómo usarlo para acabar convirtiéndose en la ‘víctima’, no en la ‘juzgada’.

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