Pasarela

¡Sí, quiero!

  • Francisco Rivera y Lourdes Montes cumplen su sueño de casarse por la iglesia en la Capilla de los Marineros de Triana.

Triana se echó ayer a la calle para acompañar a Francisco Rivera en su segunda boda con Lourdes Montes. Era su sueño, casarse por la iglesia, ante el Cristo de las Tres Caídas -ése por el que el ex torero asegura sudaría sangre-, y con la mujer con la que comparte su vida desde hace casi un año. Y ayer lo vio cumplido en una ceremonia íntima a la que asistieron poco más de cien personas.

Pasaban las siete de la tarde cuando Francisco entró a la Capilla de los Marineros de Triana la mano de su hija Tana, que lucía para la ocasión un vestido rojo de escote griego diseñado por Roberto Diz y un favorecedor moño. Padre e hija posaron sonrientes ante la prensa que se agolpaba, junto a decenas de curiosos, en la puerta de la iglesia y entraron rápidamente al interior del templo para aguardar a la novia.

Lourdes no se hizo esperar y, poco antes de las siete y media, hizo su entrada al templo del brazo de su hermano Curro, padrino del enlace. La novia lucía un modelo diseñado por ella misma, de corte romántico y manga corta rematada con pequeñas lágrimas de cristal. El vestido, ceñido hasta la cadera y con las mismas lágrimas de cristal dispersas por el cuerpo, se abría con una amplia caída hasta terminar en una discreta cola. Aunque si algo llamó la atención de los presentes fue el velo de la novia, recogido con pasadores tanto a ambos lados de una discreta tiara como en el moño. Fiel a la tradición, Lourdes quiso lucir una joya prestada, que en esta ocasión se trataba de una pulsera de brillantes de su abuela paterna. Escogió también unos pendientes largos de brillantes muy favorecedores.

Tras la entrada de los novios al templo, las puertas de la Hermandad de Triana se cerraron al público y a ella sólo tuvieron acceso los invitados y los fotógrafos que se encargarán de contar en los próximos días la exclusiva del enlace.

En cuanto a los invitados, la llegada más esperada y aplaudida fue la de Kiko Rivera, el hermano del diestro, que fue el gran ausente de la boda de Ronda. Junto a él, fue muy comentada también la llegada en solitario del otro hijo de Carmina Ordóñez, Cayetano, que acaba de finalizar una vuelta al mundo solidaria de la mano de la fundación Yo niño. Junto a ellos estuvieron otros rostros conocidos, como Manuel Díaz El Cordobés y su esposa, Virginia Troconis, César Cadaval, del dúo Los Morancos, el tío de la novia, José Manuel Soto, y la íntima amiga de Carmina Ordóñez, la periodista Paloma García Pelayo.

Aunque apenas han trascendido datos sobre lo que ocurrió en el interior del templo, sí se sabe que la música del enlace corrió a cargo de la escolanía de Los Palacios. Se ha sabido, además, que a pocas horas de la boda la pareja tuvo que cambiar la decoración de la capilla por petición expresa de la Hermandad, ya que en el interior del templo se había colocado una decoración excesiva en la que había hasta árboles, una idea que no gustó demasiado a la Hermandad, que terminó solicitando a los novios su retirada.

Al finalizar el enlace, pasadas las ocho y media de la tarde, los contrayentes se desplazaron junto a unos 250 invitados hasta la hacienda Saltillo-Lasso, emplazada a las afueras de Sevilla, un cortijo propiedad de una íntima amiga de Lourdes y escogido por expreso deseo de la novia, que asegura haber pasado en él muy buenos momentos de su infancia. Del convite se sabe, porque así lo ha colgado el propio Fran Rivera en su cuenta de Twitter, que los novios brindaron con 'Triana', una edición especial del vino Acantia, de la bodega del diestro.

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