José Luis Figuereo, alias El Barrio, es un hombre de pocas palabras... pero de ideas claras. Por eso, sabiendo muy bien las cosas que hace, ha decidido que ha llegado el momento de tomarse un período de reflexión después de diez discos publicados y multitudinarias giras ininterrumpidas a través de las que ha demostrado que se trata de uno de los valores seguros en la industria musical española. Sin aparecer en las revistas del corazón, y sin apenas conceder entrevistas, este gaditano universal ha conseguido ganarse el respeto y el seguimiento de un público ante el que, después de terminar una serie de conciertos confirmados que comienzan el próximo sábado 17 en Sevilla, no comparecerá hasta 2015. Así lo ha decidido y así hará quien, por otro lado, es también un padre de dos hijas sobre las que ha querido sincerarse en una extensa entrevista donde nos ha permitido conocer cómo es quien muchos consideran uno de los "poetas del pueblo" de la actualidad.

-¿Por qué, de pronto, este parón en su trayectoria?

-Para oxigenar mi música y ver tendencias. Me gustaría dar un nuevo giro a lo que hago.

-Pero, ¿se nota cansado o, tal vez, mayor?

-Ni una cosa ni otra. Sólo es que, después de 20 años en la carretera, necesito asimilar lo nuevo que hay para poder adaptarlo a mi estilo y evolucionar.

-¿La crisis ha influido en su decisión?

-Hombre, crisis hay para todo el mundo pero no es el motivo tampoco. Lo que no sé es lo que pasará después. Supongo que volverán las salas pequeñas, de ahí iremos a los teatros y, aunque yo creo que no los volveré a ver, los grandes aforos.

-¿Algo, en esta etapa que cierra, de lo que arrepentirse?

-Nada. Eso sí, hasta que se me reconoció, los comienzos fueron mediáticamente duros. Ahora es distinto. Es fácil subirse al carro de la fortuna cuando suena la campana. Por lo demás, el balance de mi carrera es positivo porque he llegado hasta donde quería. Mi mayor regalo ha sido, como en un espejo, comprobar cómo el niño que fui cumplió sus sueños.

-¿Qué sensación le provoca eso de que, quien antes le criticaba, ahora le alaba?

-Lo valoro. No soy rencoroso... ¡Bienvenido sea todo el mundo!

-Habrá perdido y habrá ganado algo en el camino...

-Pues soy menos inocente y más profesional. He ganado tablas y he llegado a ser lo que soy: un artista. Eso es una ilusión lograda que me hace sentir muy orgulloso. Para mí, un escape en todos los sentidos.

-¿Alguien ha dirigido sus pasos? ¿Le han indicado por dónde tenía que ir?

-No. Mi camino lo he hecho yo solo. He sido el creador de El Barrio y, si hay que decidir, conmigo mismo me basto.

-¿Y después de este lapsus? ¿Tiene proyectos para ese próximo horizonte?

-Eso es cuestión del destino pero mi intención es regresar con un nuevo álbum en dos años y a cantar en tres.

-¿Ha pensado que hará sin subirse a los escenarios?

-Reencontrarme con otras facetas, otras aficiones... Me apasiona tocar la guitarra eléctrica porque no concibo mi vida sin música.

-Pero más allá de lo laboral tiene familia... ¿Cómo es en esa parcela íntima?

-Tengo dos niñas de un año y medio y siete años y la verdad es que me absorben mucho tiempo. Por otro lado, me gusta andar por casa tranquilo. No suelo salir mucho a la calle.

-Es usted un hombre muy reflexivo, ¿verdad?

-Sí. Soy muy observador y poco hablador. Cuando me convierto en el otro sí que dejo la timidez. Cierro los ojos, tiro para adelante y, en los conciertos, digo: "¡Que sea lo que Dios quiera!".

-A pesar de haber logrado tanto, seguro que seguirá teniendo ilusiones...

-Claro que sí. Mientras se está vivo se sigue soñando. Yo desearía llegar a comer de esto hasta que me retire, que los míos tengan salud y que este período en el que estamos metidos termine y se arregle todo.

-Por cierto, ¿le provoca alguna sensación especial lo de arrancar gira en Sevilla?

-Es una ciudad muy importante para mí porque siempre ha respondido a mis espectáculos. Hace bastante que no actúo ahí y será una buena puesta en escena con sorpresas. Sin duda alguna, es un examen fuerte.