Pasarela

Lo que unió la Movida que no lo separe el Fisco

  • La amistad que Alaska y Bibiana iniciaron en los 80 se ve reforzada ahora, cuando la cantante sale al paso de las deudas de la actriz y le compra la casa

La primera vez que Alaska y Bibiana Fernández coincidieron, la cantante lucía una llamativa melena cardada repleta de colores y pendientes XXL, mientras que la segunda era todavía Bibí Andersen, una transexual malagueña que después de triunfar en el cabaret de Barcelona y hablar abiertamente de cambio de sexo con Vicente Aranda se empezaba a abrir camino en el mundo del cine de la mano de Almodóvar, aquel chico manchego que había llegado a Madrid dispuesto a dar guerra en la gran pantalla.

Alaska y Mario tendrán la casa de Bibiana como segunda residencia

Fueron incondicionales de los garitos de Malasaña y las dos encontraron pronto su sitio en aquella televisión de dos canales que daba paso a la carta de ajuste al llegar la medianoche. A principios de los 80, Alaska enarbolaba cada sábado la bandera de la movida para los más pequeños junto a Lolo Rico en La Bola de Cristal, mientras que Bibiana (aún Bibí) ocupaba cada vez más espacio como presentadora de programas de gran tirón mediático, como La Tarde o Sábado Noche.

Desde entonces y hasta ahora Alaska y Bibiana siguen siendo grandes representantes de aquella movida que tanto supuso para revolucionar la música y el cine español, como quedó patente cuando Alberto de Mónaco dedicó su elitista Baile de la Rosa a los años 80, una fiesta en la que por supuesto ambas entraron del brazo de Pedro Almodóvar luciendo sus mejores galas.

En los 80 Mario Vaquerizo era aún un imberbe. Creció viendo a ambas en la tele sin saber que pronto compartiría mesa y cama con la amiga de la Bruja Avería y los Electroduendes. Hoy Mario es clave en este triángulo de buena gente. Lo había demostrado con anterioridad en momentos difíciles, cuando hace poco los tres tuvieron que afrontar la pérdida de un amigo común, el diseñador David Delfín, y lo ha vuelto a dejar de manifiesto esta misma semana, cuando Olvi (así es como llama cariñosamente a su esposa Alaska) y él salieron valientemente a rescatar a su amiga de las "garras" de Hacienda. Bibiana se vio obligada a vender el chalé que compró en 1995 en Boadilla del Monte, al que se sentía especialmente vinculada por los buenos ratos entre amigos que había pasado en él.

Agobiada por las deudas al Fisco, Bibiana vio que no tenía más remedio que deshacerse de él y una tarde en la piscina lanzó al aire la posibilidad de que fueran Mario y Alaska quienes se la adjudicaran, una propuesta que sus colegas no pasaron por alto y que se ha escenificado esta misma semana en redes sociales con una particular Rendición de Breda de Bibiana en los Juzgados.

Pero ni Alaska ni Mario quieren dejar su céntrico piso de la Gran Vía madrileña, ése en el que mostraron su amor a los cuatro vientos en el reality de MTV, por lo que dejarán el chalé de Boadilla como casa de vacaciones y, sin lugar a dudas, como punto de encuentro para sus amigos de siempre, en el que por supuesto Bibiana tendrá un lugar especial. Que para eso han decidido llamarla "Villa Bibiana".

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