comercio | el eje se convierte en el paso de trabajadores y turistas

SE ALQUILA: Gran Vía

  • El cierre del banco Santander es sólo uno más en una calle que ha perdido mucha población y oferta comercial

  • Cs pide un mayor control sobre edificios y locales vacíos para evitar focos insalubres

La transformación del Centro de Granada es cada vez más evidente. La pérdida de residentes unida a la fuerte competencia de las grandes superficies comerciales del Cinturón ha sustituido los comercios tradicionales por bares, restaurantes y tiendas de souvenirs. Eso con suerte. Porque en algunas calles como Gran Vía numerosos propietarios de locales y edificios completos han colgado directamente los carteles de "se alquila" o "se vende". El último ha sido el histórico edificio donde estaba ubicado hasta esta semana el banco Santander. El cajero que queda en la acera ya ha sido deshabilitado y en su puerta se puede lee: "Oficina reubicada. Les atendemos en Reyes Católicos 36", donde la entidad abrió otra oficina en el local donde se ubicaba el antiguo Banco Popular. Según explica Francisco López López en su blog Mis paseos por Granada, este edificio de grandes dimensiones era la sede del Banco Santander, antiguo Banco Hispano Americano y fue proyectado por el arquitecto Ángel Casas el 1 de enero de 1919. La construcción ha combinado todos estos años la doble actividad residencial y bancaria, sin embargo la pérdida de población en esta céntrica calle es muy evidente y tanto este como el resto de edificios están vacíos o cuentan con oficinas.

"Aquí solo vive gente mayor", explican Carmen Martín y Arturo Ocaña, propietarios de la Cafetería Gerardo que lleva 33 años desde que abrió sus puertas un día de Reyes Magos. Desde entonces, esta pareja ha visto cómo cambia una zona donde había zapaterías, librerías, papelerías, comercio de hogar e incluso un negocio de neumáticos. Ahora las entidades bancarias son principalmente las protagonistas que visten las fachadas. Algo lógico si se tiene en cuenta que esta calle, pese a contar con un comercio debilitado, es el paso mayoritario de los miles de turistas que visitan Granada y utilizan la Gran Vía para coger la LAC, el autobús al Aeropuerto de Granada, el SN1 para llegar a la estación de autobuses o los microbuses que conectan con los barrios históricos del Albaicín y el Sacromonte.

A esta pareja le va bien el negocio. Su clientela es la de toda la vida pero también los cientos de funcionarios que trabajan en los edificios de esta calle como el antiguo Banco de España, actual sede de la Fiscalía Superior, o la Subdelegación del Gobierno, entre otros. También en Gran Vía permanecen abiertos históricos negocios como Discos Gran Vía o la heladería Los Italianos, que durante el invierno luce a una castañera y desde primavera una larga cola de granadinos y turistas con ganas de casatas y otras delicias.

Los cambios en el comercio granadino no solo se han producido en Gran Vía. El resto de calles -Mesones, Puentezuelas o plaza Trinidad- también han visto cómo negocios históricos se marchaban. Aunque los motivos son variados, a nadie se le escapa el efecto que la apertura de centros comerciales en el Cinturón ha hecho en el pequeño comercio de la capital. Pero también tuvo una gran incidencia el fin de la moratoria de renta antigua el 1 de enero de 2014, que se llevó cientos de negocios históricos por delante.

Los grupos municipales del Ayuntamiento de Granada están preocupados por el cierre de estas tiendas. Tanto es así que en la última comisión de Movilidad, Turismo y Comercio solicitaron a los técnicos datos de las paradas del Metro para ver la incidencia del Centro Comercial Nevada. Pero además, la concejal de Ciudadanos María del Mar Sánchez instó al equipo de Gobierno a controlar el abandono de edificios y locales por parte de sus propietarios, que conlleva situaciones de insalubridad que han sido denunciadas por los vecinos. Uno de estos edificios en la plaza de la Trinidad el antiguo local de Electrodomésticos Escobar o en Moral de la Magdalena número 23. El concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Fernández Madrid, contestó que no siempre está en su mano pues son de propietarios a veces inmersos en embrollos jurídicos. Aun así se comprometió a vigilarlo.

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