Granada

Acusan a un preso fugado de obligar a una dependienta de Granada a hacerle una felación

  • La Fiscalía solicita para el recluso que se escapó de Córdoba que sea condenado a 21 años de cárcel por robo, agresión sexual y lesiones

No hay un calificativo que pueda describir lo que debió de sentir Lidia (nombre ficticio) el 13 de marzo de 2012. El relato de hechos que realiza la Fiscalía sobre lo que supuestamente ocurrió a esta joven, dependienta de una céntrica tienda de Granada, eriza la piel. Lidia se encontraba aquel día sola en el establecimiento y, según el Ministerio Público, se vio de repente atrapada en un probador con un extraño que llevaba un cuchillo y deleznables intenciones sexuales. El individuo, de iniciales F.J.M.G. y de 39 años en aquellas fechas, se había evadido del Centro Penitenciario de Córdoba días antes aprovechando un permiso de salida. Había llegado a Granada y eligió aquella tienda de la capital y a Lidia, para, presuntamente, dar rienda suelta a sus instintos criminales.

Este diario ha tenido acceso al escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía de Granada, que pide 21 años de encierro para el acusado en caso de que se consideren probados todos los hechos que se le imputan: robar la recaudación del día de la tienda y obligar a aquella joven trabajadora a hacerle una felación, provocando grietas en su estabilidad emocional. En concreto, lo considera autor de tres posibles delitos: agresión sexual, robo con intimidación y lesiones. Y reclama 14 años por el primero, cinco por el segundo y dos por el tercero.

El juicio contra F.J.M.G. se celebra mañana en la Audiencia Provincial de Granada, en la Sección Segunda. Lidia, que está representada en el proceso por la letrada de AMUVI Yolanda Solana -socia de Litigalia-, ejerce la acusación particular y eleva su petición de cárcel a 23 años.

La Fiscalía considera que aquel episodio "ha desestabilizado" el "equilibrio anímico" de Lidia y "ha afectado su sensación subjetiva de bienestar", generando cambios en la percepción de sí misma e interfiriendo "en su calidad y estilo de vida habitual".

Según la reconstrucción del episodio que realiza el fiscal en su escrito de calificación, todo ocurrió sobre la una de la tarde. El acusado, que había sido condenado con anterioridad por delitos de falsedad, robo con violencia y lesiones a penas que sumaban unos seis años de prisión, entró en el local donde Lidia trabajaba. La joven se encontraba sola y estaba hablando por teléfono detrás del mostrador. El acusado, según el escrito, cogió el auricular y lo colgó. Dijo a Lidia que ya se había acabado la conversación. La joven trató de salir entonces del mostrador, pero F.J.M.G. "se lo impedía cortándole el camino, poniéndose frente a ella con las manos abiertas y obligándole a entrar en el probador". Una vez dentro, supuestamente, F.J.M.G. se asomó por la cortina para comprobar que no había entrado nadie al local, se levantó la chaqueta y sacó un cuchillo de 30 centímetros de hoja que llevaba en el bolsillo interior para que la joven lo viera, "guardándolo de nuevo".

A continuación, ordenó a la chica "que se quitara la camiseta primero, tocándole el pecho". Luego le dijo que se quitara los pantalones y la ropa interior, y le instó a hacerle una felación. Lidia le rogó que la dejara "aterrorizada" mientras que le decía que su compañera podía llegar en cualquier momento. De nada sirvieron las súplicas. El acusado se bajó los pantalones "le cogió con fuerza la cabeza y la obligó a hacerle una felación". Posteriormente - siempre según el fiscal- le besó en la boca y le siguió tocando.

Después, obligó a la joven a darle los 300 euros que había en la caja registradora sacando nuevamente el arma. Antes de marcharse le pidió que se metiera en el almacén, "y se estuviera allí quieta unos minutos y no se le ocurriera salir".

La Fiscalía pide que el procesado indemnice a la chica con 12.000 euros por el daño moral sufrido, así como por con la cantidad que se fije en sentencia por las lesiones y secuelas. Asimismo, solicita que se le obligue a mantenerse alejado de Lidia a menos de 200 metros durante 10 años.

Entre las pruebas que propone la acusación pública, que aprecia la concurrencia de la agravante de reincidencia en el delito de robo, está el visionado de un CD aportado a las actuaciones con las imágenes grabadas en la fecha de los hechos.

La acusación particular que ejerce la chica realiza un relato similar al del fiscal y califica lo ocurrido como un delito de agresión sexual con acceso carnal, otro de robo con intimidación y un delito de lesiones psíquicas. Por el primero, pide 15 años de cárcel, mientras que por los otros dos reclama cinco y tres, respectivamente.

En cuanto a la prohibición de aproximación, quiere que sea por 20 años y exige una indemnización de 60.000 euros.

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