Ayuda humanitaria Ensayos para actuaciones de emergencia

Aprender a ayudar en los grandes desastres

  • Pinos Genil se convierte en el escenario en el que voluntarios de GEA realizan un simulacro de intervención en caso de emergencia

Mientras la mayoría de la gente se divierte y los que no se ven afectados por el golpe de los controladores viajan a todo tipo de destinos a pasárselo en grande, hay gente que ve pasar los festivos a través de los cristales de la ventanas de su puesto de trabajo o su habitación de hospital. Pero otra clase de personas han decidido gastar sus días de descanso en entrenarse para cuando haya una catástrofe poder ayudar a los más necesitados. Ellos también viajarán esos lugares exóticos, pero justo después de que se haya producido un terremoto, una tsunami, una inundación... Otra vez contracorriente: cuando todo el mundo quiere salir de esos países ellos entrarán y de forma voluntaria, no porque sea su trabajo o no les quede otro remedio.

En concreto, 27 voluntarios procedentes de campos profesionales muy distintos se han dado cita este fin de semana de puente en Pinos Genil para realizar un simulacro de intervención en caso de desastre. Durante más de 24 horas, desde las 10 de la mañana del sábado hasta las 12 del mediodía de ayer domingo, de día y de noche, los 27 miembros del GEA (Grupo de Ecología Activa) procedentes de toda España han estado realizando todo tipo de prácticas para perfeccionar su forma de actuar en caso de emergencias y rescates. "Las primeras horas son cruciales para que las víctimas salgan con vida. Hemos estado sin parar aunque con algunos relevos porque sabes que en los casos reales no puedes pararte a descansar y dejarlos enterrados", cuenta Manolo Navarrete, uno de los miembros de este grupo, con el que ya ha acudido a muchas de las intervenciones en catástrofes.

En sus 30 años de vida, el grupo ha intervenido en muchos terremotos, como los recientes de Haití, Turquía e Italia o los anteriores de Marruecos en 2004 o Argelia en 2003, y también en otro tipo desastres naturales, como inundaciones o el tsunami que arrasó Indonesia. "El objetivo de simulacros como los de este fin de semana es que los voluntarios se hagan una idea lo más fiel posible de lo que ocurrirá en la realidad", cuenta Navarrete, quien dice que esto resulta fundamental para evitar bloqueos ante la magnitud de la catástrofe.

Por eso, en estas 24 horas largas han pasado por toda la casuística que pueden encontrarse: han cortado chapas, derribado muros, han prestado primeros auxilios o han evacuado heridos, algunos descolgándolos por la ventana de un edificio a una altura de unos 15 metros.

El escenario de estas prácticas ha sido una presa abandonada con un grupo de casas destruidas de Pinos Genil. El Ayuntamiento del municipio les ha cedido sus instalaciones para que algunos hicieran noche, como suele ocurrir en los casos de desastres naturales, y han aprendido a coordinarse con un grupo de voluntarios de Protección Civil de Granada.

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