Granada

Aprender entre juegos y valores

  • El colegio María Zambrano, en la zona Norte, continúa con el proyecto escuela de verano que se inició hace seis años

Durante los dos próximos meses de verano, los niños de Almanjáyar abandonarán un mundo conflictivo y problemático, propio de un barrio marginal, para evadirse entre los juegos y actividades que se realizan en una escuela muy especial, la María Zambrano.

El proyecto, que se inauguró en 2006, reúne este año a 122 menores de entre 5 y 13 años de edad que aparcan los libros durante la época de parada escolar para seguir aprendiendo y disfrutando de una forma mucho más amena. De este modo, el colegio se convierte durante el periodo estival en una especie de casa cultural con actividades que van desde talleres de manualidades hasta excursiones a la piscina municipal para "darse un chapuzón y refrescarse", como comentaban ayer algunos de ellos. Para Inma, de 7 años, la piscina es su actividad favorita, como para la mayoría de chicos de su clase. Pero también le gusta "ir al patio, jugar a la gymkana y hacer amigos".

La piscina es la excursión estrella entre los más pequeños, pero, además, hay otras actividades que pueden realizar allí y que también llaman su atención. A primera hora acuden al desayuno para continuar con teatro en la llamada representación Buenos Días, donde se exponen temas muy constructivos como el medio ambiente, habilidades de comunicación, hábitos saludables, resolución de conflictos o nuevas tecnologías, que introducen la actividad fuerte de la quincena.Tras esta clase participativa, en la que todos aportan sus ideas y encarnan nuevos personajes, llega la hora de dejar volar la creatividad en el taller de manualidades. Las marionetas es otro de los platos fuertes para los más pequeños. De hecho, David comenta en el aula que a él le encanta hacer dinosaurios y, por supuesto, "jugar en el patio". Porque, a partir de las 10:30 de la mañana, los escolares salen al recreo para disfrutar del sol y compartir con sus compañeros juegos con los que improvisan gymkana, nuevos talleres, y de vez en cuando, hacen una escapada para nadar y quitarse el calor en la piscina municipal. Esta actividad se prolonga hasta las dos de la tarde cuando, después de haber gastado toda la energía, los pequeños quieren llenar el estómago y se sirve el almuerzo en el comedor.

El proyecto, denominado Verano educativo coordinado infantil, está impulsado por el colectivo Foro Infancia y Juventud en la Zona Norte y pretende ofrecer una alternativa socioeducativa a niños en peligro de exclusión social. Con ello, se quiere prevenir a los menores de posibles riesgos en ambientes desfavorables cuando el sistema educativo no da respuesta durante el periodo de vacaciones. Magdalena Berna, una de las monitoras del colegio, lleva dos años trabajando en la escuela de verano y reconoce los grandes beneficios personales que le ha aportado trabajar en el María Zambrano. "He ganado en paciencia, habilidades comunicativas y trabajo en equipo", confiesa.

Además, ellos también aprenden a convivir con niños de múltiples nacionalidades: de etnia gitana, senegaleses, magrebíes o rumanos. Todos ellos comparten la pizarra, la tiza, los colores y un mismo techo en las aulas del María Zambrano y comprenden, como dice la profesora Berna, valores tan importantes como "la convivencia intercultural".

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