Granada

Aranda apuesta por una Universidad mejor financiada y unida a la ciudad

  • Le pide a la Junta que gestione las inversiones en función de los méritos por encima de otros indicadores como el tamaño Asume el reto de mantener un alto nivel de excelencia

El sillón del Rectorado de la Universidad de Granada no es un asiento cualquiera. El de ayer era un día grande para la comunidad de la UGR que espera expectante el comienzo de esa nueva era de transformación externa e interna que ha prometido Pilar Aranda. Un nuevo tiempo remarcado en su discurso de toma de posesión, en el que pasó revista a su nueva casa, agradeció la labor de sus antiguos 'inquilinos' y empezó a gestionar. A medio caballo entre la emotividad del momento y la responsabilidad de su nuevo cargo, Aranda aprovechó para mandar mensajes a todas las instituciones y a todos los implicados en el proceso universitario. Desde la exigencia de un replanteamiento del modelo de financiación de la Junta hasta tender la mano a Ayuntamiento y a la Diputación para comprometerlas en su nuevo trayecto en la UGR.

Pero antes de empezar a gobernar tenía que recibir el traspaso de poder de su 'colega' Francisco González Lodeiro, que se despidió del cargo con el carácter severo que ha enmarcado sus ocho de mandato y halagando a su sucesora. El rector 323 le traspasó su vara de mando a la 324, de la que señaló su condición como primera mujer al frente de la institución, si bien recordó el papel de otra granadina como Elisa Pérez Vera, la que fue primera mujer rectora en España al mando de la UNED.

Lodeiro necesitó pocas palabras para hacer un balance de sus dos mandatos y de la posterior transición. "Recibí una Universidad en buen estado, hoy creo firmemente que la dejamos en mejor posición, pero estoy seguro que al final de tu mandato la dejarás aún mucho mejor", elogió directamente a Aranda, al mismo tiempo que lanzó un dardo envenenado para los que propugnan otro tipo de Universidad: "A aquellos a los que no les agrade tal realidad no por ello han de recurrir a la descalificación del modelo, utilizando argumentos populistas, o con referencias a la instalación de familias, estirpes, sagas o linajes en la universidad sobre supuestos falsos sistemas para eternizarse en el ejercicio del poder", criticó.

La llegada de Lodeiro al Rectorado coincidió con el albor de la crisis económica que le ha acompañado durante ocho años. Un contexto difícil, que según el rector saliente no ha sido suficiente para destronar a la UGR de los primeros puestos a nivel de excelencia. "La crisis ha tambaleado a las universidades, en especial a las históricas, sin que por ello hayamos perdido el equilibrio, lo cual indica la fortaleza de la institución y su capacidad de adaptación a las nuevas condiciones políticas y económicas", manifestó Lodeiro, quien subrayó los valores de servicio público, transparencia, internacionalización, transferencia, el emprendimiento y empleabilidad como algunos de sus logros.

Por último, antes de marcharse en alma y próximamente en cuerpo a sus labores docentes e investigadoras, Lodeiro recalcó la labor de sus acompañantes institucionales en el viaje, los ayuntamientos de las ciudades de Armilla, Ceuta, Granada, Melilla y Ogíjares, la Diputación de Granada, las consejerías de la Junta de Andalucía y los ministerios implicados como responsables, pese a las "discrepancias", de que la UGR se haya mantenido en posiciones elevadas de los rankings internacionales.

Así cerro Lodeiro una etapa de sobriedad en la UGR, donde se avecinan cambios sustanciales. Ya desde su campaña, Aranda ha querido dejar claro que su intención es la de remover los pilares y el inmovilismo de la institución para dar paso a un período de compromiso ético y de transparencia. Claro está, siempre con el respeto a los que han estado antes que ella, a los que le han acompañado en el camino e, incluso, a los que han luchado contra ella por otro modelo de Universidad. Por eso, sus primeras palabras como rectora las dirigió a su flamante equipo de gobierno y a su contrincante en las urnas, Indalecio Sánchez-Montesinos, "por su trabajo y su compromiso con la institución, le reiteró a él y sus votantes mi disponibilidad para trabajar juntos ", indicó Aranda, para quien "en esta Universidad todos contamos, sin excepción".

A su "maestro" en estas lides también le dedicó unas palabras por lo que calificó como una transición modélica: "Mi infinito agradecimiento al rector González Lodeiro por el excelente legado que pone a nuestra disposición. Es para mí un auténtico orgullo al que para muchos de nosotros seguirá siendo por siempre nuestro rector", ensalzó Aranda a su antecesor, así como a los anteriores en el cargo Vida, Rivas, Morillas, y Aguilar, que ayer asistieron al solemne acto de investidura.

Pasado el obligado turno de agradecimientos, la rectora se imbuyó de la responsabilidad de su nuevo cargo y comenzó a mostrar las que van a ser sus líneas maestras. Primero, repasó las fortalezas de la UGR "en liderazgo en resultados, en producción científica, en ingresos por proyectos, en movilidad internacional tanto a nivel regional como nacional", para luego destacar su idea de crear una "Universidad de las personas". Es su manera de decir que asume el reto de impregnar el sentido de pertenencia a las personas y estructuras que componen la UGR.

En el lado opuesto, Aranda hizo una radiografía amplia de los males que aquejan a la enseñanza superior. "Son tiempos difíciles y convulsos agravados por continuos cambios legislativos y un cierto desánimo", reconoció la nueva mandataria. Además, lamentó la crisis como una excusa para asfixiar lo público con medidas de austeridad, desinversión y retrocesos en la igualdad de oportunidades. Rechazó "el envejecimiento progresivo de la plantilla, la pérdida sangrante de un talento excepcional, la precariedad y la regresión en las condiciones laborales y la falta de estímulos y de reconocimiento social". Unos problemas, que según Aranda encuentran su primera solución en adaptarse a la realidad desde "una colaboración abierta y permanente con la sociedad y con las instituciones que la representan". En este capítulo, le tendió la mano al alcalde de Granada, José Torres Hurtado, al que agradeció su doble presencia en la toma de posesión sevillana y en la granadina, lo que definió como "el síntoma de la realidad incuestionable de que la ciudad debe respirar universidad y la Universidad, transpirar ciudad". Una clara referencia a la necesidad de establecer sinergias y apoyar el proyecto UGR-Granada como mecanismo para crear un consorcio de colaboración, algo que extendió a la Diputación y a Ceuta y Melilla.

Respecto a la Junta, Aranda alabó el aterrizaje de la rectora Adelaida de la Calle y de Antonio Ramírez de Arellano en el Gobierno andaluz. Precisamente, aprovechando la presencia del consejero de Economía y Conocimiento, que fue el encargado de presidir el acto, la rectora de la UGR expresó su reivindicación a la administración autonómica de aspirar a un sistema de financiación justo y comprometido. "Hay que establecer un nuevo modelo que tenga en cuenta no solo los indicadores de tamaño sino que también pondere y valore adecuadamente los resultados de investigación, el conjunto de la actividad universitaria y la oferta formativa", apuntó.

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