Granada

Asesinos de mujeres hace un siglo

  • Parece increíble. Una crónica titulada 'Llaga social' denunciaba en la prensa granadina los numerosos asesinatos de mujeres hace 100 años

  • ¿Qué pasa? ¿No avanzamos?

Estremece leer crónicas como esta, firmada hace exactamente 100 años por Ángel Guerra, personaje galdosiano que podría ser el pseudónimo del afamado periodista canario José Bentancort, colaborador del Heraldo de Madrid, El Liberal y de nuestra prensa local. Parece increíble que escribiera cosas como estas que no desentonarían, desgraciadamente, en nuestras páginas actuales. Y resulta muy preocupante. Porque veo que no avanzamos. Es largo y resumo.

"… Se ha hablado tanto de este estado patológico que engendra los delitos de sangre, de los repulsivos asesinos de mujeres, que parecía ocioso insistir en los comentarios; sin embargo debemos constantemente esgrimir la pluma contra ese mal, ya epidémico… Con dolor hay que manifestar que tal vez el ambiente social es favorable a esos héroes de navaja, el tipo más odioso y más despreciable de nuestros dramas plebeyos, que por contagio de la depravación moral invaden altas esferas sociales donde también existe la chulapería aristocrática… Hay además una curiosidad enfermiza que hace que los lectores gusten más de los relatos de crímenes matrimoniales. Se leen con avidez aquellos periódicos que ofrecen más repugnantes deslices…

Miedo me da acudir a las hemerotecas porque salgo a veces desmoralizado

…No basta con el relato de los asesinatos. Es que además la justicia, en nombre de la ley, vemos con alarma cómo absuelve a los criminales de esa clase de delitos, siendo a veces aclamados por la muchedumbre cuando los sádicos protagonistas se van tranquilamente a la calle en vez de camino del presidio. No se absuelve por rectitud ni se perdona por piedad a los matadores de mujeres. Encima se les glorifica como si fueran los caballeros andantes del amor y el honor; como si fueran héroes calderonianos… En los crímenes pasionales a la española falta, es cierto, el sadismo de Jack el Destripador de Londres o la ferocidad salvaje de Bubu de Montparnase.

…En nuestros asesinos de mujeres, como el que acaba de apuñalar a esa pobre mujer en una calle madrileña, ni media el amor con sus arrebatos, ni el honor con sus exaltaciones. Esas leyendas de enamorados que matan por cariño o torturados por la visión de la deshonra que ciega el espíritu, hay que enterrarlas para siempre. Los que las han inventado son malos psicólogos. Esos tristes héroes de la chulapería se mueven por un exacerbado amor propio, no ajeno… un orgullo enfermizo que hace acorralar al más débil, impulsado por la violencia del que quiere dominar e imponerse. Estos matones que asesinan a mansalva saben de antemano que no han de recibir ni rasguño y hasta cuentan con una glorificadora absolución… De este lamentable estado patológico que está atravesando la sociedad, síntoma de la decadencia de un pueblo, la única culpable es la opinión pública que en vez de execrar a esos héroes patibularios los enaltece, puesto que en vez de castigarlos con severidad, los perdona con escandalosa complacencia.

Esa es una gran llaga social que gotea más podredumbre que sangre; y al revelar toda nuestra miseria física, señala también nuestra descomposición moral que nos lleva de la decadencia al envilecimiento y de la barbarie a la muerte".

Hasta aquí esta dramática crónica, resumida, firmada por Ángel Guerra, sacada de las páginas de nuestra prensa local y escrita curiosamente hace 100 años. Miedo me da acudir a las hemerotecas porque salgo a veces desmoralizado pensando si vamos palante, si vamos patrás, si vamos des-pa-ci-to; o no vamos a ningún lado. Está claro. Mientras el más modesto maestro de la última escuela gane menos que la patulea de vividores que andurrean por ahí, entre despachos, moquetas y platós… no progresaremos, por muy compungidos que se pongan con aquello de que la violencia de género hay que denunciarla. Con más educación habría menos superhombres, menos chulos de navaja y menos denuncias en las comisarías.

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