Francesco Arcuri, el padre de los dos hijos de Juana Rivas, también estuvo presente ayer en el juicio celebrado en la sede judicial de la Caleta, en Granada. A ambos progenitores les separaba un metro escaso, pero el italiano sólo era una imagen en la pantalla que sirvió para reproducir la videconferencia con la sede judicial italiana en la que realmente compareció el testigo.
El problema no era la distancia sino el idioma y la traducción, que no estuvo todo lo fluida y clara que sería deseable, con momentos complicados para hacerse entender, sobre todo durante las preguntas de la fiscal.
Esto ocurría en una pequeña sala de vistas que acogió a los medios de comunicación y al público que fue, sobre todo en apoyo de Rivas.
El juez Manuel Piñar, que ya se mostró molesto cuando tuvo que aplazar este juicio el mes pasado por la renuncia del abogado de la acusada, demostró ayer su forma particular de dirigir las sesiones con curiosas llamadas al orden o comparaciones. "Esto es como en los toros, todo el mundo está dando capotazos pero ni un pase bueno", llegó a decir en alusión a la tendencia de los letrados a irse hacia cuestiones que a su juicio no eran objeto del caso que se estaba enjuiciando.
Durante la sesión de ayer estaba prevista la declaración de algunos testigos que finalmente fueron rechazados por las partes, como fue la asesora Francisca Granados o una perito que iba a participar también desde Italia por videoconferencia.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios