Caja Rural de Granada anunció ayer que ha cerrado el primer trimestre del año con un beneficio neto de 8,5 millones de euros, lo que supone "un crecimiento del 10% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior", señaló la entidad en un comunicado.

Los activos totales de la Caja superaron los 4.292 millones de euros, registrando un incremento del 8,4%. La inversión crediticia también aumentaron a los 3.655 millones, con un crecimiento del 8,3% respecto a los tres primeros meses de 2007, y los recursos de clientes llegan a los 2.873 millones, con un incremento del 7,1%.

Según el director general de Caja Rural, Dimas Rodríguez, estas cifras demuestra que "estamos consiguiendo un crecimiento equilibrado de nuestra estructura económica y financiera, así como la contención de la tasa de morosidad, situada en el 0,92%". Ese dato contrasta, afirmaba el comunicado, con la situación global del sector, en el que se está viviendo "un repunte" de la tasa de morosidad. Fruto de esta contención de los posibles impagos, la "tasa de cobertura de activos dudosos alcanza un porcentaje del 240,2%", según el director general de la cooperativa de crédito granadina.

Según destacaba el comunicado, la liquidez de la entidad se consolidó "en niveles superiores al 21%". Además, también destacó la evolución "positiva del coeficiente de solvencia, que continúa creciendo y alcanza ya el 11,46%".

Caja Rural de Granada cerró el primer trimestre de 2008 con 197 oficinas en las provincias andaluzas de Granada, Málaga y Almería, además de en Madrid, 840 trabajadores y 92.114 socios.

El crecimiento "tanto en depósitos como en inversión crediticia" a final del primer trimestre del año, apuntaba el comunicado, refleja la "confianza de los clientes de Caja Rural en su entidad y el apoyo que ésta sigue manteniendo a través de la inversión tanto a empresas como a particulares".