Granada

Desigualdad laboral: las mujeres todavía cobran casi 3.000 euros menos al año

  • Pese a haberse mitigado con la crisis, la brecha salarial por género se agrava entre las trabajadoras de mayor edad, superando el 70% entre las de más de 65 años

Desigualdad laboral: las mujeres todavía cobran casi 3.000 euros menos al año

Desigualdad laboral: las mujeres todavía cobran casi 3.000 euros menos al año

La brecha salarial no es un mito. La tardía incorporación de la mujer al mercado de trabajo, el techo de cristal que sigue cortando el paso de las trabajadoras y la escasa concienciación de que la conciliación es cosa de dos se traduce en un 'abismo' salarial entre hombres y mujeres. De media, las trabajadoras granadinas ganan 2.961 euros al año menos que los hombres, una distancia del 18,3% que se va alargando según sectores y tramos de edad. En el caso del mercado de trabajo, la experiencia laboral no siempre es una garantía, y de hecho el desequilibrio salarial entre las mujeres de mayor edad, a las que se presupone con más experiencia laboral, es mucho más elevado que el que se produce entre las generaciones más jóvenes.

Los últimos datos de mercado de trabajo y pensiones publicados por la Agencia Tributaria -realizados en base a las declaraciones de la renta del año 2015, el último dato disponible-, indican que la mayor diferencia entre las nóminas que ingresan hombres y mujeres se encuentra entre los trabajadores de más de 65 años. Mientras que las asalariadas cuentan con unos ingresos de 5.074 euros anuales, los trabajadores superan los 16.252 euros, una diferencia del 68,8%. Los hombres que siguen trabajando más allá de la edad de jubilación cobran 11.178 euros más al año que lo que ingresan las mujeres en esta misma situación, prácticamente el triple.

Las retribuciones son más equilibradas en los tramos de edad previos a la formación de familiasLa industria y las comunicaciones son los sectores con mayores desequilibrios salariales

Esta situación tiene mucho que ver con el hecho de que las mujeres que se incorporaron hace más de cuatro décadas al mercado de trabajo lo hicieron mayoritariamente en sectores poco cualificados, en puestos con remuneraciones moderadas y con pocas perspectivas de promoción. Muchas de ellas, además, trabajan de forma parcial, como consecuencia de la dedicación al cuidado de los hijos y la familia.

Aunque se atenúan, las diferencias salariales siguen siendo notables en los tramos de edad que superan los 36 años. Las trabajadoras de entre 56 y 65 años, por ejemplo, cobran de media 19.041 euros al año, un 20,4% menos (4.872 euros) que sus compañeros, que tienen un salario medio anual de 23.913 euros. Una diferencia similar, del 20,5% es la que contabiliza el tramo de edad de entre 46 y 55 años, donde las mujeres cobran 16.140 euros y los hombres, 20.315 (la diferencia es de 4.175 euros).

En el tramo de edad clave, el más numeroso de todo el mercado de trabajo según los datos de la Agencia Tributaria, las diferencias siguen siendo muy importantes. En el tramo de edad entre los 36 y los 45 años las diferencias salariales de hombres y mujeres son del 18,2%. Las trabajadoras cobran una media de 14.099 euros, mientras que los hombres ingresan en nómina unos 17.229 euros al año. Es en este tramo de edad cuando la mayoría de los granadinos forman una familia, y todavía hoy son las mujeres las que optan casi en exclusiva por la reducción de jornada para conciliar la vida familiar y laboral. Y las jornadas reducidas equivalen a salarios reducidos.

De hecho, en el tramo de edad justo anterior, el que va de los 26 a los 35 años, la diferencia salarial es mucho menor. Las mujeres que se encuentran en este rango de edad, que ya no es el más habitual para la formación de una familia y que se corresponde con los primeros pasos en el mercado laboral, cobran un 10% menos que los hombres, lo que equivale a 1.171 euros al año de diferencia. Mientras que los hombres cobran una media de 11.657 euros al año, las mujeres ingresan 10.486.

La diferencia vuelve a crecer entre los 18 y los 25 años (un 14,1%, equivalente a 723 euros al año), pero se invierte en el caso de los trabajadores con menos de 18 años. En ese caso, la 'brecha' juega a favor de las mujeres, aunque se trata de un desequilibrio nimio, de apenas 169 euros. Las mujeres que todavía no han cumplido la mayoría de edad pero que se han embarcado en el mercado laboral -normalmente trabajos puntuales o parciales- cobran una media de 3.372 euros al año, mientras que los hombres ingresan 3.203.

La estadística de la Agencia Tributaria deja claro que la edad no es el único factor diferencial en el sueldo de hombres y mujeres. El sector también tiene mucho que ver con el desequilibrio, debido a los obstáculos que muchas mujeres encuentran para entrar y progresar en sectores tradicionalmente masculinos. La mayor diferencia salarial se encuentra en la industria, donde las trabajadoras cobran una media de 11.619 euros al año, un 36,6% menos que los hombres, que ingresan más de 18.343 euros anuales. La diferencia también es superior al 30% en sectores como la información y las comunicaciones (31,7%) o la entidades financieras (30,9%). El sector con menos diferencias -pero también el que menos porcentaje de asalariadas registra, un 14,8% del total- es el de la construcción, ya que la mujeres cobran un 9,6% menos que los hombres.

Los datos oficiales también reflejan ciertos avances en pos del acercamiento salarial en los últimos años. La brecha entre los ingresos de hombres y mujeres se ha ido reduciendo de forma paulatina hasta el 18,3% actual. En 2002, año en el que se alcanzó la mayor diferencia de salario por género, la brecha era del 34,6%: las mujeres cobraban una media de 8.980 euros al año, mientras que los hombres ingresaban 13.733.

Hasta 2007 hubo pocas variaciones, y el desequilibrio salarial se mantuvo en torno al 30% a favor de los hombres. En 2008, con la irrupción de la crisis y la expulsión de miles de trabajadores del mercado laboral, la diferencia comenzó a reducirse significativamente. Ese ejercicio la brecha era del 27,1%; al siguiente año se redujo al 25,8%; en 2010 ya había pasado al 22,9%; y en 2014 por fin se redujo al 18,8%, una cifra que ha mejorado en 2015, con una diferencia del 18,3%.

El problema es que este acercamiento salarial tiene más que ver con la reducción de nóminas y la pérdida de puestos de trabajo en sectores tradicionalmente masculinos que a verdaderos avances en materia de igualdad. Entre 2008 y 2015, el salario de los granadinos se redujo un 10,8% (1.959 euros), mientras que las nóminas de las trabajadoras, que incluso llegaron a crecer en 2009 y 2010 como consecuencia de su paso adelante como sostén de la economía familiar, se han mantenido prácticamente intactas (el salario de las mujeres ahora es de dos euros menos que en 2008, para ser exactos).

La igualdad de salarios entre mujeres y hombres es una reivindicación histórica. En 1932, el XVII Congreso de la UGT ya recogía en su programa de acción la consigna "a igual trabajo, igual salario". Sin embargo, en España, el pago de igual salario por el mismo empleo, sin discriminación por sexo, no se estableció en el Estatuto de los Trabajadores por primera vez hasta 1980, aunque no fue hasta 1994 cuando se aprobó por ley, según explica el sindicato UGT en su informe Evolución de la brecha salarial en España (2017).

"Éste no es un problema exclusivo de España. Es un fenómeno que ocurre en todos los países", aclara Francisco Liñán, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla. Éste destaca dos factores como principales motivos de la brecha. Por un lado, "la discriminación que sufre la mujer a la hora de acceder al mercado laboral", con el predominio de contratos temporales y a jornada parcial. Y, por otro lado, "la discriminación dentro del empleo" y el llamado techo de cristal.

Con respecto a las diferencias dentro del empleo, Francisco Liñán reconoce que el llamado techo de cristal no es un mito. "Es común que a misma categoría, diferente salario, en especial en las empresas privadas. Esto es una discriminación pura y dura hacia la mujer en las empresas", explica el profesor de Economía Aplicada. "Aún existe la creencia de que los hombres son capaces de hacer mejor las cosas y que van a ser más productivos", indica el docente de la Hispalense.

La brecha salarial en las compañías privadas es bastante superior a la registrada en las empresas públicas. A nivel nacional, en las primeras, la diferencia se incrementa hasta el 28,46%, mientras que en el ámbito público se sitúa en el 10,93%, según datos de UGT. "En el sector público la brecha es menor porque se aplican políticas de igualdad, aunque todavía no es suficiente", asegura Liñán.

En estas diferencias en la nómina en función del género también repercute el hecho de que los hombres siguen ocupando niveles más altos y cargos con una mayor responsabilidad dentro de la empresa, y, por tanto, reciben percepciones salariales más altas. "Poco a poco vamos avanzando pero, según varios estudios, al ritmo que vamos, tardaremos más de 100 años en alcanzar la igualdad salarial", apunta Francisco Liñán.

Otro de los factores que destaca el profesor de la Hispalense y que acentúa la diferencia salarial entre hombres y mujeres es el afán por el "presencialismo" en la empresa. "Trabajar mañana y tarde en la oficina choca con las políticas de conciliación", afirma Liñán. "Tradicionalmente, las mujeres se han hecho cargo del cuidado de los hijos", lo que les ha perjudicado a la hora de ascender en su carrera profesional. "Las empresas no tienen métodos para controlar la productividad de sus trabajadores. Es necesario que se desarrollen técnicas de gestión en los departamentos de recursos humanos para que se valoren más los resultados de cada trabajador y no las horas que éste permanece sentado delante del ordenador".

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