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Día de Reyes: regalos al calor de un 6 de enero en Granada

  • Tanto en las casas como al aire libre, el día de Reyes se celebra en Granada con la chiquillería por la calle estrenando sus juguetes en una jornada de sol intenso y agradable

Un padre y su hijo estrenan equipación ciclista (y parece que también bicicleta) por Gran Vía.

Un padre y su hijo estrenan equipación ciclista (y parece que también bicicleta) por Gran Vía. / Francisco Neyra (Photographerssports)

De mayores solemos tener el recuerdo del 6 de enero como el de un día cálido, pero no porque salga el sol, sino de calor de familia, calor humano y sábanas calentitas mientras los Reyes van dejando los regalos en el salón de casa, debajo del árbol, o incluso delante del dormitorio de los niños bajo riesgo de que se despierten y pillen a los Magos de Oriente en plena faena. Y eso que es un día que, precisamente, empieza con frío, el que suele hacer un día de Reyes a las siete de la mañana, que suponemos todos que será la media horaria a la que se levantarán todos los soñadores pequeños y menos pequeños para saber qué les ha dejado Melchor, Gaspar o Baltasar. Y ya a partir de ahí no hay quien duerma, como Javi con su nueva PS5, o Carolina con el puzzle de su adorada Patrulla Canina.

Es un día de calor de chimenea o de radiador, de cochecillos esparcidos por el suelo o sobre la alfombra que hace las veces de carretera, y de Regina peinando una muñeca tras otra, para luego cansarse y abrazarse al peluche de Bluey. De papás y mamás sonriendo por verles sonreír, de abuelos con la felicidad del trabajo cumplido, y de titos que tiemblan cuando su sobrina les abraza porque sí al llegar a la casa con las bolsas llenas de regalos.

Es el día también de pasar calor bajo el sol que ayer saludó la mañana tras la tormenta de la noche, muchos corriendo con las espadas láser o las pistolicas siderales por los Jardines del Triunfo. O de calzarse el maillot y el culotte que acababan de dejar los Reyes bajo el belén y empezar a dar pedales por donde sea con la bici que, por qué no, también será para estrenar. Porque las bicis son para el verano, pero se estrenan el 6 de enero.

También un día de calor por llevar los regalos de una casa a otra, aunque ahí quienes más esfuerzo hacen son los papis y las mamis cargando paquetes uno detrás de otro. Porque cuanto más grande es el papel a desenvolver, mayor es el oooohhhhh de los pequeños. Y los no tan pequeños también, conste, que aún se acuerda Francis del Scalextric que le cayó con 50 palos o el teclado que Rosa algún día aprenderá a tocar.

Eso sí, conforme creces esa exclamación suele venir en cofres más reducidos. Como el reloj con GPS que le tocó a Juan, o ese frasquito de colonia que Luz siempre tanto agradece con sus 89 años recién cumplidos. Un año más, los Reyes han venido, y aunque siempre pidamos salud en el último brindis de la Navidad, dar y darnos caprichos para empezar el año siempre es una licencia que hay que tomarse. Que al día siguiente ya es enero y cuesta.

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