Covid-19

De Enrique a Gregory: así se cerró el gran vacunódromo de Granada

  • Fermasa echa el cierre a su primer vacunódromo, que ha servido para poner 400.000 dosis e inmunizar a 250.000 personas

Lo institucional por la mañana y el homenaje por la tarde. Mientras los últimos citados a vacunarse en Fermasa llegaban al recinto casi corriendo, los Ayuntamiento de Armilla y Granada, con sus dos alcaldes a la cabeza (Loli Cañavate y Paco Cuenca) protagonizaban un acto de reconocimiento de agradecimiento a todos los colectivos que permitieron tener abierto el vacunódromo durante más de medio año.

Palabras emocionantes de los dos regidores después de la 'sirenada' de cerca de dos minutos que los vehículos de Policía Local de ambas localidades, Protección Civil, Guardia Civil, y ambulancias dedicaron a este personal. Cañavate expresó que este acto es para reconocer y agradecer “el trabajo que tantas personas ha realizado desde que el pasado 22 de febrero, cuando Fermasa abrió sus puertas para convertirse en el gran centro de vacunación de la provincia de Granada, demostrando, una vez más, que nuestra institución ferial siempre ha estado al servicio de los ciudadanos”.

“Es un día especial. Tiene uno su ‘cosilla’”, cuenta un punto emocionado Rafael Maroto, resposanble de la campaña de vacunación en el distrito Metropolitano. “No había ningún manual de cómo se montaba un vacunódromo. Lo ponías en Google y no existía. Ha sido pensar mucho, reflexionar mucho, hacer mucha estrategia y corregir aquello que no nos iba funcionando”, relata Maroto, que suspiró al rememorar el trabajo realizado: “Ojalá sea un punto y aparte y que consigamos controlar esta pandemia. Es una inmensa alegría. Hemos puestos 400.000 vacunas gracias a los profesionales maravillosos que tenemos”. “He trabajado con muchos compañeros y me quedo con la responsabilidad de saber que la sociedad nos necesitaba y que lo hemos dado todo”, añade casi compungido.

Mientras se hacía el homenaje, dentro del pabellón 1 de Fermasa apuraban su vacunación muchos jóvenes, algunos pendientes de la segunda dosis y otros de la primera. ¿Quién sería el último? El 22 de febrero Enrique Melgarejo, un profesor de Tercero del Ave María de Albolote recibió la primera vacuna que se puso en Fermasa. Pasadas las ocho de la tarde, Gregory Rijo, se puso la última. “Se queda uno pillado. Ser el último es algo especial”, dijo este dominicano que está montando un negocio de hostelería, el sector más castigado por la pandemia. Otro signo de esperanza. Gregory tenía prisa y ni esperó los quince minutos de rigor para comprobar si le provocaba efectos secundarios. Era su segunda dosis y en la primera no le dio tampoco. “Yo me la he jugado y a ver si me va bien y se acaba la pandemia”, deseó en la misma puerta de Fermasa.

Pese a este adiós, en Granada se seguirá vacunando. En el distrito Metropolitano, con dos puntos masivos en el Parque Norte de Bomberos-Ferial y el Centro Doctor Olóriz (el antiguo Clínico), así como un punto de apoyo muy importante como es Albayda y 16 centros de salud en Granada capital y 20 en el Área Metropolitana. Porque esto no se ha acabado. Y vendrá la vacunación de los menores, y la tercera dosis. Pero el vacunódromo de Armilla ya es historia. Y que no vuelva más. Será bueno.

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