Granada

Flamenco a cambio de una sonrisa

  • La peña flamenca La Platería dedicó una jornada a los niños de la asociación de discapacitados Asprogrades, donde actuaron diversos artistas granadinos y nadie quiso perderse un baile

Una niña llamada Jéssica espontáneamente y sin escrúpulos comenzó a bailar por rumbas. Escenas como esta pudieron presenciarse ayer en el bar de la peña La Platería. Sus responsables, capitaneados por Almudena Álvarez, decidieron dedicarles la jornada a los niños de Asprogrades, asociación que trabaja con personas con discapacidad intelectual. Durante la mañana fueron recibidos y, tras un aperitivo, disfrutaron de un pequeño recital de flamenco, para terminar con un plato de arroz y unos refrescos. Todo a cambio de una sonrisa.

Nunca es bastante lo que se hace por los demás y menos en el mes de diciembre, que está cargado de buenos propósitos. Son fechas para reflexionar, para ver lo que tenemos y lo que nos falta, para atender carencias y olvidar errores.

Las iniciativas como ésta se agradecen, ya que el niño deficiente valora estas actividades como pocas cosas en el mundo. La jornada estuvo marcada por el flamenco y gracias a él se pudieron ver los rostros de estas decenas de alumnos disfrutando y dando palmas, intentando llevar el compás, elevando los brazos o lanzándose al escenario con los brazos levantados y marcándose unos tangos o unas bulerías.

Los protagonistas son ellos. Los importantes son los niños y sus monitores. Han sido treinta y nueve alumnos, cuatro clases de transición del colegio Santa Teresa, los que han asistido y han compartido el homenaje. Había quien no miraba siquiera al escenario, disfrutando tan sólo del ambiente y de la música. Hasta el cielo se portó. Aunque hacía frío, el sol dispensaba sus rayos con benevolencia.

Un puñado de artistas, solidarios como los organizadores, prestaron su tiempo y su arte en esta buena causa. Ana Mochón, la más joven del grupo, abrió el recital con unas alegrías, que calaron entre el público.

Álvaro El Martinete le acompañó en la guitarra, e Israel a la percusión. Continuó el pequeño concierto Mari Ángeles Pérez, La Niña la Plata con guajiras. Le arropó su hermano Luis Manuel.

A continuación, un grupo de artistas, confinados en la prisión de Albolote, terminaron de redondear el cuadro, llevando a cabo de esta manera una doble labor de inserción.

A la guitarra sorprendió Juan Carmona con su auténtico soniquete sacromontano, que acompañó, en primer lugar a Jesús Fernández, cantando unos fandangos, y después a Ángel Romero remedando el Vino amargo de Rafael Farina; y, por último, a Mari cantando las rumbas que Jéssica bailó.

La niña, cogiendo el micrófono, como una profesional, le dedicó su actuación a dos de sus compañeros. Otros bailaban en sus asientos y jaleaban la actuación.

Otra rumba personal de Juan Carmona, próxima al nuevo flamenco, continuó animando a los espectadores, hasta que, todos en el escenario, acabaron por tangos.

Unos villancicos, premonitorios del tiempo que llega, y protagonizados por la platera anfitriona, despidieron la sesión y dieron paso al almuerzo.

Miguel Clavero, presidente de la peña flamenca, se dirigió a las personas que acudieron al acto, diciendo que estaban en su casa y que este encuentro sin duda se repetiría.

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