Granada

Gota fría: Por donde el agua escapa de la ciudad

  • Las riberas de los cuatro ríos de la ciudad son los puntos sensibles durante las lluvias, que sólo saturan el alcantarillado si son de una "fuerza excepcional"

Cuando los nubarrones negros asoman por el horizonte del Poniente pasado el mediodía, los equipos de emergencias de Granada miran al cielo mientras revisan que las botas de agua de tallo alto y los petos impermeables no presenten agujeros. Les va a tocar salir a la calle sí o sí. Horas más tarde sobreviene el primer trueno. A los minutos se enturbia el horizonte y caen los primeros goterones. La tormenta ya está sobre Granada y los problemas no han hecho más que comenzar. En los últimos siete meses, hasta once veces se han visto obligadas a actuar las fuerzas de seguridad ante inundaciones y fuertes tormentas en Granada capital y provincia. La cifra se aumenta a 15 si se extiende al periodo natural del último año.

En Granada capital existe un plan de actuación elaborado por la Junta de Seguridad Local que vigila de forma intensiva los puntos más susceptibles de sufrir fuertes inundaciones, en el que participan todas las fuerzas de seguridad y emergencia de la ciudad. Un protocolo que tiene como eje principal el curso de los cuatro ríos que cruzan de forma transversal la ciudad: el Genil, el Monachil, el Darro y el Beiro. En las riberas de dos de ellos, el Monachil y el Beiro, se sitúan dos de los cuatro colectores más importantes de evacuación de aguas de la capital. Los otros dos están situado en el barrio de la Bobadilla (el punto más bajo del término municipal de Granada) y otro, denominado Noroeste, que discurre en las inmediaciones del Parque de las Alquerías. La función de estos colectores es básica para que no se formen inundaciones más graves. Son grandes tuberías de varios kilómetros que recogen el agua que cae y que es absorbida, en primera instancia, por la red de alcantarillado. Su particularidad es el diámetro del tubo, que supera los dos metros, y que cada vez se está intentando que sean más anchos, según informaron a esta redacción fuentes de Emasagra. Esta es la actuación que se está acometiendo en el colector que circula por Plaza Einstein, uno de los puntos negros de la capital cuando las tormentas descargan de forma intensa, y que además se está desarrollando con una nueva tecnología 'de cuchara' que evita la apertura de zanjas.

Granada tiene cuatro grandes colectores: en los ríos Beiro y Monachil, en Bobadilla y en el We

Para que un colector se vea desbordado deben darse situaciones de precipitación tan extremas como las que se han sufrido en la capital y su entorno en el último mes. Es decir, grandes tormentas que descarguen una gran cantidad de agua en poco tiempo, lo que provoca el colapso puntual de la red de alcantarillado. Esto puede suceder, además, de forma independiente a la limpieza o no de los imbornales, la cual Emasagra, informó la compañía, realiza de forma muy intensa en los periodos de cambio de estación como ahora.

Cuando estas grandes tormentas descargan en la capital y su entorno más cercano, sobre todo los más próximos a las sierras de Huétor y Nevada, los equipos de emergencia ponen el foco en varios puntos de especial peligro, todos ellos en las zonas ribereñas de los cuatro torrentes que discurren por la capital. "Cuando se producen precipitaciones importantes, se concentra mucha agua en poco tiempo, el agua tiene que buscar su salida natural por estos cauces", explicó Gustavo Molino, portavoz de los Bomberos de Granada.

Según este plan, hay varios lugares de especial peligro. El primero se sitúa en la Plaza del Humilladero, a la entrada del Paseo del Salón. En este espacio confluyen el río Darro con el Genil, donde finaliza el embovedado del primero, como bien conoce toda la ciudadanía de la capital. Pero pocos saben que por ese lugar también circula el agua de la Acequia Gorda del Genil, la más importante derivación de agua para el riego de la Vega desde la época zirí. Una crecida repentina del agua en los dos ríos y en el canal hacen que este punto sea uno de los primeros a vigilar, además por su céntrica situación. De hecho, el Paseo del Salón era uno de los espacios que siempre se inundaba en caso de fuertes lluvias hasta que unas obras de adecuación ejecutadas hace dos años han hecho que esta zona no sea pasto de las aguas en más ocasiones.

Este tipo de actuación se está realizando en el entorno de Plaza Einstein-Gonzalo Gallas. Esta zona ha sufrido anegaciones de agua en los últimos meses, y también con las últimas tormentas. La explicación es que ahí confluyen los torrentes del río Beiro, además del colector que se está ampliando para acabar con las inundaciones que, sobre todo en el pasado mayo, colapsaron uno de los principales cruces transversales de la capital.

El plan de la Junta de Seguridad Local tiene señalados otros puntos clave a vigilar ante crecidas. En el río Genil cobran especial relevancia dos: Puente Verde y la esclusa de la clínica La Inmaculada. En ambos lugares, la altura entre el lecho del río y la superficie de las calles ayuda a controlar grandes avenidas de agua, aunque en la última gran tormenta del pasado 19 de septiembre del río se quedó a poco más de un metro de superar el nivel. Del cauce del Darro, se presta principal atención a la entrada del embovedado junto a la iglesia de Santa Ana, aunque la altura evita males mayores en esta zona. Por último, el río Monachil es considera por los Bomberos como "el que más puntos inundables tiene" de la capital, aunque ninguno céntrico al atravesar el Zaidín y el PTS. Los lugares de vigilancia son el estrechamiento que se produce en el puente de la carretera de La Zubia, el de la Avenida de Dílar, y el de la Feria de Muestras.

No están entre los lugares de mayor incidencia las calles de la zona Norte de la capital. "Ahí las inundaciones se forman excepcionalmente cuando cae mucha agua en poco tiempo. En esos casos, el alcantarillado no da abasto, pero al poco tiempo responde y evacua el agua concentrada", explican los equipos de emergencia. Así que, cuando el agua cae con fuerza, el hombre no es capaz de frenar la fuerza de la naturaleza. Por mucho que lo intente.

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