Granada

"No sé si Al Gore está en lo cierto, sólo digo que no hay elementos de juicio"

  • Crítico con los mensajes sobre el calentamiento global, satisfecho con la gestión hecha en Sierra Nevada y agradecido con las administraciones, Quintana analiza sus doce años al frente del Parque

El próximo mes de abril se cumplirán doce años desde el decreto que otorgó la máxima protección al espacio natural más emblemático, valioso y delicado de la provincia. Fue a finales del siglo XX cuando Sierra Nevada se convirtió en Parque Nacional y el astrofísico José María Quintana fue designado su primer presidente. Y, hasta la fecha, el único. La jubilación de Quintana, en un momento en el que las cuestiones relacionadas con la protección del entorno y el medio ambiente han pasado a un segundo plano a causa de la crisis económica, es un buen punto para analizar este primer tramo recorrido por el Parque Nacional, los retos que quedan y las dificultadas, superadas o no, que se han presentado en el camino.

-¿Qué balance hace de estos doce años como presidente del Parque Nacional?

-Lo que se ha hecho ha sido gracias a la Administración pública, a la calidad humana del personal y a que el sistema ha funcionado porque los participantes de los estamentos sociales han sido capaces de superar las dificultades para lograr un propósito común. Han antepuesto esos intereses comunes a los particulares.

-No habrá sido un camino fácil...

-Hasta hace dos o tres consejos nunca hubo que realizar una votación, porque todo se sacaba adelante por consenso. Eso llamaba la atención fuera, a mí no. El consejo de administración del Parque lo componen sesenta personas, que corresponden a todos los estamentos, y poner a sesenta personas de acuerdo es complicado, pero han sido capaces de defender sus intereses y todo eso da lugar a un equilibrio. Y la clave de ese equilibrio es que todos conozcan por qué se toma una decisión.

-¿A qué peligros se enfrenta el Parque Nacional? Porque habrá peticiones que pueden afectar a su protección...

-Las dificultades vienen de la falta de medios. Un espacio natural tiene como misión proteger los intereses colectivos, de todos los españoles, en un lugar muy representativo. Son elementos que deben servir de referencia para una manera de actuar, y para conocer la naturaleza y obtener las mejores condiciones para estudiarla hay que protegerla. Ese concepto de protección se basa en que a ese territorio se le da un tratamiento legislativo que dice qué se puede hacer y qué no. En Estados Unidos, por ejemplo, los espacios protegidos son todos públicos. pero en Europa, la protección es más difícil porque la mayor parte de los espacios son privados. Y si a esos espacios se les da protección, se quitan derechos, ya que supone una especie de expropiación, que la Administración intenta compensar con subvenciones.

-¿Y en Granada? ¿Es más difícil dar protección a un entorno como Sierra Nevada?

-Aquí la propiedad pública está muy repartida, y las subvenciones conllevan disputas por conseguirlas. En nuestro caso, esas subvenciones se dan a proyectos y Hacienda pide que se concedan a través del concurso competitivo. Para eso hay que elaborar un proyecto, que es evaluado, y se establece cuáles son más beneficionsos. Ahí es donde hay un conflicto de intereses, ya que cada uno defiende la necesidad de que su proyecto es prioritario.

-Pese a esos proyectos y ayudas, da la sensación de que el Parque Nacional es muy desconocido.

-Mi lema es que hay que trabajar y callar, y eso aquí no es así, se pide que las cosas se publiciten, pero si se hace así, si se habla de lo que se hace, también te pueden pedir explicaciones de por qué no se hacen otras cosas... y esto no se hace en un día. Pero sí se puede hacer un balance. Podemos tener, y yo lo asumo, la culpa de no haber publicitado lo que hemos hecho, pero la gente que quiere disfrutar de Sierra Nevada, o que vive en alguno de los municipios del Parque, ve que se va mejorando. Vale más una obra realizada que mil palabras.

-Hace doce años que fue nombrado presidente del Parque, ¿qué encontró?

-Empezó a funcionar con la ayuda de la Administración pública, con medios muy buenos. Antes no había nada, sólo un parque natural, que se creó en el 89, que dependía de la Comunidad, mientras que el Parque Nacional se financia con fondos estatales y también de la Unión Europea, lo que supone mucho más dinero. Fuera la gente está muy impresionada de lo bien que han ido las cosas.

-Ponga algunos ejemplos de lo que se ha hecho.

-Se han hecho estudios de cómo se ha condicionado la situación de los municipios del Parque, que son localidades que tienen menos paro y mejores condiciones. El de Sierra Nevada es el primer parque español que ha entrado en la red Europarc [federación de espacios protegidos dedicada a su gestión], que garantiza que los servicios que se prestan son de calidad, algo clave de cara a la explotación de los recursos turísticos.

-Ahora que lo menciona, el turismo es uno de los puntos fuertes de Sierra Nevada, sobre todo gracias a la estación de esquí, que parece que se ha apropiado en parte de la 'marca' Sierra Nevada...

-Nosotros estamos para proteger la naturaleza, no podemos explotarla. A nosotros nos estorba Cetursa y a ellos les estorbamos nosotros, pero tenemos que convivir.

-¿Y se estorban mucho?

-Es en los límites donde chocamos, pero nosotros no decidimos esos límites, sino que es el Parlamento el que los fija. Yo no tengo la culpa, eso son cosas de los políticos.

-Fije en qué aspectos se contraponen los intereses de Cetursa y del Parque.

-Ellos quieren más pistas, pero no lo podemos permitir. Quieren más agua, pero no lo podemos permitir. Quieren más recursos, pero ahí nosotros no tenemos nada que decir.

-De una manera u otra, el destino de los dos está unido...

-Cada uno realiza su función, pero si se cae el cielo, nos afecta a todos.

-¿Y que será de los dos dentro de cincuenta años, ahora que se habla tanto del cambio climático?

-Nosotros somos una estación de referencia para el estudio del cambio climático, ya que es un lugar representativo que en un espacio reducio reúne desde el clima tropical hasta el polar. Pero no hay nadie que pueda decir qué va a pasar dentro de cincuenta años.

-Mójese, dé una predicción.

-No hay quien pueda mojarse. Uno obtiene datos, entiende lo que está pasando y a partir de ahí se puede predecir. El principal factor que afecta al clima es el sol, pero éste tiene un comportamiento irregular, que todavía no conocemos. Creemos que es constante, pero no es así. Pero bueno, admitamos que es como una bombilla, aun así hay una gran cantidad de interacciones que no se conocen. En los 60 se hablaba del invierno nuclear. Esos mismos hablan ahora del calentamiento global. Todo lo que está pasando ya ocurrió y volverá a ocurrir, porque esto es cambiante. No sé si Al Gore está en lo cierto, lo único que digo es que no hay elementos de juicio.

-Lo que dice va en contra de lo que ya es comunmente aceptado...

-La gente se empeña en no ver lo que es obvio. Lo único que digo es que no es serio. Lo primero es que haya datos, una vez que se obtienen, los científicos pueden obtener información, o no.

-Se ve que es un asunto que le duele, ¿qué otras cosas de las que pasan en la Sierra le afectan?

-Que los pueblos no estén desarrollados, que no tengan los medios que necesitan. La naturaleza no se desarrolla sola, sino que está condicionada por el hombre y por su actuación, que no es importante sólo en los últimos tiempos, sino que lo es desde que fue capaz de hacer fuego. La naturaleza está antropizada, para bien o para mal.

-Y por lo tanto, de una manera y otra, también se dejará notar la crisis, por lo menos en su gestión...

-Hasta ahora no se ha notado, las instituciones han sido generosas y no han disminuido los presupuestos para mantener lo que estamos haciendo.

-A corto plazo, ¿qué se va a hacer?

-Para el próximo año espero que se consolide el primer plan de desarrollo sostenible, que ha supuesto una inversión del conjunto de consejerías de 600 millones de euros. Hay que insistir en las líneas en las que se ha trabajado en ese plan e incorporar nuevas.

-Diga qué errores se han cometido en estos años.

-Pues, por ejemplo, tardamos en considerar el nivel de protección de algunos lugares, por ejemplo del Alto Genil. Tener la carretera más alta de Europa no es algo de lo que haya que presumir. No se puede acceder a esos lugares en vehículo... Hay tantas cosas que hay que proteger, el Sulayr, las acequias de careo, que es más que un recurso hídrico y que la gente no conoce. Hay que hacer participar a la gente, poner en práctica el concepto de gobernanza, que los ciudadanos participen en el gobierno de las cosas. Y Sierra Nevada es un lugar para que se participe. Sin el concurso de los ciudadanos que viven ahí no es posible la actuación de las administraciones.

-Precisamente antes comentaba que en el consejo de administración del Parque es difícil llegar a un acuerdo...

-Nunca he visto una reunión en la que no se generen conflictos.

-Pero siempre tiene que primar la conservación de Sierra Nevada...

-Lo que es el Parque Nacional, seguro, en el Parque Natural, no tanto, porque lo que prima es el desarrollo sostenible y el desarrollo supone una pequeña innovación. Y, desde luego, donde no cabe es en Cetursa, pero no hablo porque no me compete. Es una cuña que está ahí y que, de hecho, como geográficamente está ahí, está afectando, lo mismo que el Parque afecta a la estación.

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