Granada

La noche de Halloween deja 64 multas por incumplir el decreto del botellón y el cierre de un bar

  • El consumo de alcohol en el botellódromo dio pie a treinta y dos sanciones por orinar en la vía pública y nueve por beber fuera del recinto

La noche de Halloween en el botellódromo superó el medio centenar de multas. Aunque a priori se esperaba un fin de semana tranquilo -el puente festivo siempre motiva la marcha de los universitarios de otros puntos de España a sus localidades de origen- la actividad en el recinto de Méndez Núñez ha sido intensa, a falta de contabilizar la madrugada del lunes. Hasta 64 sanciones impuso la Policía Local, la mitad de ellas por miccionar en la vía pública. Las infracciones de tráfico le siguieron, con un total de once.

Por consumir alcohol fuera del espacio dedicado a esta actividad se contabilizaron nueve multas y otras tantas por venta de bebidas espirituosas fuera del horario establecido. A todas estas hay que sumar tres por incumplimiento del postulado que figura en el reciente Estatuto de la víctima del delito. Por otra parte, lejos del botellódromo, la unidad Mike de la Policía Local ordenó la clausura de un establecimiento de restauración localizado en el Camino de Ronda.

Estos son los números de la segunda noche de gran intensidad que los vecinos del entorno de Arabial han tenido que soportar en este puente festivo. Tanto, que anteanoche optaron por contratar vigilantes privados para controlar los efectos colaterales que se producen en los portales fruto del botellón (orines, vómitos, voces, llamadas a los porteros...).

"Ha sido una noche de pesadilla", relató ayer a Granada Hoy José Jiménez, de la Plataforma contra el Botellódromo, que comentó que los propios vecinos observaron en su ronda nocturna ya habitual la llegada de autobuses hasta la zona "para descargar a gente". Y es que Jiménez indicó que la fiesta de Halloween "recordó y mucho al caos que provoca la fiesta de la Primavera", a lo que agregó: "lo que nos tocó soportar fue todo un maremagnum".

Los habitantes del barrio calculan que unas 3.500 personas se pudieron concentrar para hacer botellón. A la mañana siguiente, la calle María Moliner apareció "abarrotada de basura", dijo Jiménez, quien además mostró su sorpresa porque a las ocho de la mañana "todavía había gente" en el recinto. Aunque vigilan muy de cerca el cumplimiento del decreto que regula la actividad nocturna, apuntó que "esto ya no hay quien lo controle". Así, los vecinos anuncian movilizaciones para hacer patente la "pesadilla" que soportan.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios