Granada

Indignados dentro, indignados fuera

  • Una treintena de miembros del 15-M protesta frente al Carlos V La Policía identificó a todos los que se acercaron al recinto nazarí Enfado de los visitantes por las colas

Desde el Patronato de la Alhambra y el Generalife se afirmó el pasado sábado que la rutina del monumento no sería modificada un ápice por la visita del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y del primer ministro irlandés, Enda Kenny, pero la jornada de ayer en el recinto nazarí no puede calificarse como rutinaria. Hubo indignación fuera - la que destilaban los miembros del 15-M que consiguieron llegar hasta el patio que se extiende frente al Palacio de Carlos V y hacer un escrache a Rajoy- y dentro, la de las decenas de turistas que vieron alterada su visita a la Alhambra.

Del segundo grupo cabe destacar las largas colas que se formaron en los accesos a los Palacios Nazaríes. Casto Gea, uno de los visitantes afectados, anunció que presentaría una reclamación ante el Patronato. Él se había quedado fuera y no podía entrar a los Palacios mientras que su familia sí había accedido pero para hacer una visita exprés, a la fuerza. "A los que están dentro les están empujando para que terminen" la visita cuanto antes, denunció Gea, que reconoció que algunos turistas que habían accedido estaban "nerviosos porque están bloqueados" y que incluso algunos "están dando voces".

Sus quejas quedaron, quizá, en su segundo plano ante otros gritos, los de los miembros del 15-M que consiguieron subir. La convocatoria era a las cuatro de la tarde en Plaza Nueva, pero a esa hora apenas una decena de personas esperaban paraguas en mano instrucciones sobre cómo subir a la Alhambra. Un grupo intentaba acceder por la puerta de las Granadas, pero el cordón policial se lo impidió después de identificarles. Con el principal acceso al recinto cortado, algunos decidieron ir en taxi, otros en autobús y los más se desplazaron a pie, bien por el Campo del Príncipe hasta el Alhambra Palace y desde ahí al monumento -ruta en la que apenas había presencia policial-, bien "campo a través", como reconoció haber llegado uno de los manifestantes.

Los que subieron a pie encontraron un nuevo cordón policial a la altura del hotel Washington Irving. Los agentes identificaron a todos los que pasaron por allí y les señalaron que a consecuencia de la visita de Rajoy y Kenny se exponían a una multa si intentaban acceder al Carlos V, lugar en el que se celebró el encuentro entre los dos dirigentes.

A las 17:26 horas -cuatro minutos antes de la hora fijada para el inicio de la visita de Rajoy y Kenny-, se produjo la llegada a de la caravana de coches oficiales al recinto nazarí. Al paso de la comitiva un grupo de una quincena de indignados apostados junto a la parada de autobús más cercana a las taquillas abuchearon al presidente bajo la atenta mirada de los policías. Era el primer 'miniescrache' de la tarde.

Un nuevo cordón de control se localizó cerca de la Puerta de la Justicia y el último y más numeroso se apostó alrededor del propio Palacio de Carlos V. Ese era el límite. Sin embargo, una treintena de miembros del 15-M -los que habían subido en taxi- sí consiguieron colocarse frente a la entrada del edificio renacentista. Desde allí lograron hacer un escrache, tal y como tenían previsto: corearon consignas contra el presidente del Gobierno, la crisis, los recortes y manifestaron con rabia su indignación. Otro grupo de manifestantes hizo los coros desde la Puerta del Vino. No se podía ir más allá.

El colectivo bautizado como los yayoflautas también se movilizó y levantó sus quejas con unos globos a los que colgaron un sobre con el que quisieron hacer mención a los papeles de Bárcenas.

La convocatoria se vio muy limitada, según los organizadores, tanto por la premura con la que se realizó -se supo que la cita era a las cuatro en Plaza Nueva la noche del sábado-, el tiempo y, sobre todo, el control policial. De hecho, José Iglesias, abogado del 15-M, afirmó que una persona había sido "retenida" por no llevar el carné de identidad. Iglesias criticó la actitud de los agentes. "Somos sospechosos no sé de qué", afirmó el abogado, que incidió en la desmesura del número de controles policiales para subir a la Alhambra un día que, además, era de visita.

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