Pasan los días y la fecha de estreno del Metro de Granada continua siendo un misterio. Como viene haciendo cada semana, la Junta de Andalucía envió ayer un comunicado para explicar los últimos movimientos y logros de los convoys a su paso por la infraestructura. Sin embargo, en ningún párrafo aparecía lo que todo granadino deseaba conocer: ¿Cuándo se pondrá en marcha el esperado servicio?. La delegada de Fomento, Mariela Fernández Bermejo, explicó ayer a este periódico que todavía se desconoce.

Siguen faltando detalles por pulir que impiden alcanzar el 95% de calidad deseado por la administración autonómica para su estreno. Por primera vez las malas praxis de conductores y peatones no están exclusivamente detrás de los retrasos. La delegada reconoció ayer que sobretodo hace falta mejorar los tiempos y la coordinación semafórica que se lleva a cabo desde el Puesto de Control Central (PCC), lugar desde donde se controlan todas las actividades relacionadas con la explotación del servicio. Aquí, los técnicos se encargan de realizar un seguimiento preciso de la explotación en tiempo real coordinando y supervisando las órdenes de trabajo.

Además, se realiza un seguimiento del cumplimiento de horarios por paradas que, al incumplirse, retrasan en estos momentos la inauguración del transporte. "Hay zonas en las que el funcionamiento es óptimo y otras donde no. Lo estamos terminando de cuadrar", añadió. Pero además, desde Fomento se reconoce que se están ultimando "otros" detalles como la revisión de los ascensores.

Un simple paseo por el eje por el que discurre el Metro corrobora todo lo anterior. Aunque según el último informe de la Junta de Andalucía los vagones han recorrido ya más de 83.000 kilómetros, no ha sido posible solucionar el correcto marcaje del tiempo de paso. Por ejemplo, en la parada de Hípica, la primera tras salir del tramo subterráneo en el barrio del Zaidín, el error queda patente de forma clara: cuando el Metropolitano estaba llegando a la estación en el momento de la visita, la información de la pantalla indicaba que aún distaban nueve minutos para que se hiciera efectiva la parada. Un hecho que se repite a lo largo de todo el trazado con desajustes de más de diez minutos en muchos casos.

En cuanto a los semáforos, aún funcionando cuando los vagones tienen que atravesar las intersecciones, no lo hacen en un tiempo prudencial para el conductor, que en ocasiones debe esperar más de dos minutos a que pase el Metro. En la Avenida Federico García Lorca este problema se da cuando el medio de transporte está parado en la estación ubicada antes de la rotonda sentido Armilla, momento en el que el semáforo de la intersección se pone en rojo. Si el tiempo que el Metro permanece parado en esa parada es amplio, la intersección permanece cortada; hecho que se ve agravado cuando un convoy en dirección Albolote llega desde el sentido contrario y hace que la rotonda siga cerrada al tráfico. De no corregirse, este problema puede generar embotellamientos cuando llegue el mes de septiembre sobre todo en horas punta.

Otro detalle por pulir se encuentra en algunas de las bocas de entrada al Metro en su trayecto subterráneo y en paradas en superficie: aún se pueden encontrar zonas valladas y operarios trabajando en los últimos preparativos. El punto más visible cuentra en la Estación Alcázar Genil. Todavía es posible ver a trabajadores en la entrada de las escaleras mecánicas ayer abiertas. También trabajan en los ascensores que están siendo revisados tal y como detalló ayer la delgada de Fomento, Mariela Fernández-Bermejo. Pese a los últimos preparativos, la delegada confía en anunciar la fecha del estreno cuanto antes. Será cuando se supere el umbral de calidad.