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Medalla de Andalucía: Montserrat Zamorano, ingeniera e ingeniería excepcionales

  • La catedrática de la UGR recibe la Medalla de Andalucía al Mérito Medioambiental en Sevilla

Montserrat Zamorano, ingeniera e ingeniería excepcionales

Montserrat Zamorano, ingeniera e ingeniería excepcionales

Dice Ricardo Piglia que “descubrir es ver de otro modo lo que nadie ha percibido”. Hoy Montserrat Zamorano Toro recoge en el Teatro de la Maestranza de Sevilla la Medalla de Andalucía al Mérito Medioambiental, un reconocimiento que no ha recaído con anterioridad en ningún otro profesional de la ingeniería. Es una ingeniera excepcional, reconocida por una dedicación, trabajo y méritos que justifican plenamente tal distinción. Montserrat ha descubierto necesidades de nuestra sociedad y las ha atendido profesionalmente desde una posición personal admirable, por su quehacer prudente, reflexivo y cercano, impregnado siempre de cariño, firmeza y personalidad.

Ingeniera de Caminos por la Universidad de Granada, catedrática de esa universidad, especialista en Tecnologías del Medio Ambiente, fue la primera ingeniera de Caminos en alcanzar esa categoría en España. Su tarea profesional se ha dirigido al agua, al transporte, a la energía y el medio ambiente, necesidades esenciales de nuestra sociedad, de hoy y de futuro. En los últimos años se ha centrado en la gestión de residuos, en materias como el diagnóstico ambiental de vertederos, la valorización energética de residuos y el reciclado de los procedentes de la construcción y demolición. Todos ellos, temas de plena actualidad, si recordamos los problemas recientes por causa del accidente en el vertedero de Zaldíbar. El fuego producido allí expandió dioxinas y furanos por la zona, donde se han registrado en el aire niveles de estas partículas tóxicas muy superiores a los habituales en un entorno urbano. De ahí, una alerta sanitaria que afectaba a 50.000 vecinos.

Desde enero de 2013 es la Directora de la escuela de ingenieros de Caminos de Granada, la primera mujer también en ostentar ese cargo en España. Y directora de la Cátedra Hidralia para la Gestión Digital, Innovadora, Social y Sostenible del Agua. Pertenece a la Junta de Gobierno del Colegio de ingenieros de Caminos, donde preside la Comisión de Docencia e Investigación, además de participar en la Comisión de Internacionalización. Desde 2014 preside la Junta Rectora del Parque Natural de Huétor Santillán. Es también socia fundadora de la spinoff PROMA, Proyectos de Ingeniería Ambiental. Hoy recibe la medalla por su labor docente e investigadora en estas materias.

Es un hecho innegable que nuestro entorno experimenta grandes cambios con un papel protagonista de los ciudadanos que, en una sociedad avanzada, se define especialmente por el deseo colectivo de superar lo repetido para alcanzar un modelo de vida basado en la calidad de los servicios que disfruta y que garantizan su pervivencia y desarrollo futuro. La ingeniería civil ha llevado a cabo su actividad durante muchos años acompañando a la tecnología y a los nuevos modelos de gestión. Pero además, ahora es capaz de usar un mayor volumen de información para conformar sistemas de alerta basados en datos. Aunque disponemos del acceso generalizado a la información y al conocimiento a través de la red, debemos ser exigentes y eficaces, ya que, en muchos casos, no se aplican los necesarios filtros que garanticen su veracidad.

Hay una realidad que ya nadie cuestiona y es que la velocidad de los cambios con el avance científico y del conocimiento hace que la caducidad del saber y su aplicación sea cada vez más temprana. Hace pocos años implantamos la evaluación ambiental como mandato de la sociedad; pero hoy los paradigmas de sostenibilidad ambiental y de la salud pública, cambio climático y transición energética, con nuevos roles, datos y modelos a tener presentes, son la base del pensamiento y la acción social, y, consecuentemente con ello, del quehacer profesional de la ingeniería. Pues bien, a ello ha contribuido Montserrat de manera sobresaliente y excepcional.

En una sociedad como actual -en que no somos plenamente conscientes de los riesgos que tenemos, o si lo somos preferimos no afrontarlos-, la ingeniería es más necesaria que nunca. Pero no vista como ente abstracto. La ingeniería son las personas que trabajan en esa actividad para, con rigor y dedicación, aportar las soluciones que se precisan a los problemas que se nos plantean: la depuración de aguas, la gestión de residuos, la evaluación de los riesgos de salud por la contaminación atmosférica en las ciudades, etc. Son problemas para la vida humana y la calidad de los entornos habitables, con una necesidad urgente de nuevas soluciones que deben basarse en la ingeniería. Las ciudades son, por su población, movilidad y pulso económico, contribuyentes decisivos a las emisiones globales de gases de efecto invernadero y contaminantes climáticos de vida corta, así como a la alteración de caudales y calidad del agua de los ríos donde se asientan.

En nuestros territorios hay muchas necesidades de todo tipo. Otro día trataremos algunas de ellas. Pero para atender debidamente las necesidades que requieren Andalucía, el conjunto del país y nuestro entorno global, es preciso contar con personas, docentes y profesionales como Montserrat Zamorano: ingeniera pionera, sí; atípica, no tanto. Ella es ingeniería, eso sí, excepcional. Para todos sus compañeros, un auténtico símbolo

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