Granada

Multiplicaos por cero

Woody Allen tenía razón, comedia es tragedia más tiempo, y el PSOE puede partirse, aunque no sea precisamente de risa, tras escenificarse el desastre electoral del pasado 22 de mayo, que se traduce en que el PP gobernará 34 de las 50 capitales de provincia y en que en 6.536 de los 8.116 municipios no hubo lugar a discusión ni componenda alguna a la hora de elegir al señor alcalde, bien demudadas ellas ante el reguero de mayorías absolutas que dejó la marea azul en las urnas.

IU puso ayer la guinda al pastel socialista al depositar o teledirigir el bastón de mando municipal al PP al menos en 40 alcaldías en toda España. La rediviva alianza que montaron Aznar y Anguita en los noventa se erigió ayer decisiva y particularmente dolorosa -los llamaban bastiones- en 19 municipios de Andalucía, ocho de Extremadura y cinco de Castilla-La Mancha, y eso que Cayo Lara, todo un líder, nos dejó tranquilos al garantizar que no toleraría, por acción u omisión, que sus concejales favoreciesen un gobierno de derecha. Y lo peor está por llegar: que se tienten la ropa los socialistas ante la pinza y ante la investidura del día 21 en Extremadura, donde esa liebre que se ve tan suelta bien puede saltar y completar la voladura del poder territorial del PSOE -que sólo conserva nueve capitales de provincia- con la defenestración de Guillermo Fernández Vara, el único barón socialista que puede salvar los muebles.

Así que tenemos un problema: o los electos de IU no aprendieron con Barrio Sésamo a distinguir conceptos básicos como derecha o izquierda o alguien debería haberles convencido de que el PSOE es la izquierda y el PP la derecha, tarea complicada entre la bruma de la reforma laboral que sigue amartillando el Gobierno de Zapatero.

Y Rajoy vuela hacia La Moncloa. Muy mal se le tendría que dar para no aterrizar ocho años después de lo previsto. Su antigua bestia negra sí se multiplica por cero y la única curva en la autopista del sempiterno opositor al poder asoma por Valencia, aunque ya se sabe que la corrupción apenas pasa factura electoral y algunos alcaldes imputados, como la reelegida ayer en Alicante, Sonia Castedo, hasta se ponen estupendos. "Lo que las urnas han dicho no puede modificarse en otros lugares". Sí señora,¡ viva la justicia!

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