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Orpea, el ejemplo de cómo las residencias implantan terapias cognitivas para frenar la aceleración del Alzheimer

Atención y tratamientos personalizados.

Atención y tratamientos personalizados.

El alzhéimer es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente. Una de cada 10 personas de más de 65 años y un tercio de los mayores de 85 están afectados por esta patología que supone la principal causa de demencia en todo el mundo. Además, es la enfermedad que más discapacidad genera en las personas mayores en España, conllevando un importante gasto social y sanitario: 21.000 millones de euros al año, 24.000 euros por persona afectada, cuyo 87 % asumen las familias. A todo ello se suma el desgaste físico, psicológico y emocional de los cuidadores y familiares que se encargan de su atención.

El principal reto contra el alzhéimer es la investigación, aunque se haya avanzado mucho en las dos últimas décadas, así como el diagnóstico a tiempo. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), entre el 30 % y el 40 % de los casos de alzhéimer en España están sin diagnosticar, impidiendo el acceso a tratamientos, tanto farmacológicos como no farmacológicos, en una fase inicial de la enfermedad donde pueden resultar muy efectivos.

A la hora de aplicar estos tratamientos, las residencias de mayores se han convertido en punta de lanza para contener el alzhéimer, debido a la cantidad de ancianos que viven en estos centros en nuestro país, más de 300.000. Muchas residencias incorporan ya novedosas técnicas para paliar los efectos de esta enfermedad entre sus residentes, fruto de la evolución asistencial que ha vivido el sector estos años.En España, quizá el actor pionero en las residencias de mayores a la hora de luchar contra esta enfermedad es ORPEA. Este grupo internacional ha creado para sus centros todo un sistema individualizado de prevención, atención, instalaciones específicas y ejercicios cuya máxima expresión son las Unidades Protegidas de Alzhéimer y otras Demencias (UPAD), únicas en el sector. En estas unidades se combinan tratamientos farmacológicos y cognitivos, ejercicios con animales o videojuegos, memorización o salas multisensoriales (salas snoezelen).

El éxito de las Unidades Protegidas de Alzhéimer y otras Demencias (UPAD)

Actualmente, el alzhéimer no tiene cura. La mayoría de los medicamentos que existen se limitan a aliviar alguno de los síntomas de la enfermedad en las diferentes etapas de la misma pero no detienen su evolución. Esta es la primera realidad con la que trabaja el equipo sanitario de ORPEA. De ahí, que se suela prescribir aquellos que actúan sobre las funciones cognitivas, como la memoria o la atención, así como en el control de determinados síntomas conductuales, para favorecer que los pacientes puedan realizar actividades de la vida diaria, propiciando su autonomía.

El alzhéimer afecta sobre todo a la memoria, orientación, percepción visual y lenguaje de las personas que lo padecen, poniendo en jaque su autonomía, bienestar y calidad de vida. Por tanto, el abordaje de esta patología requiere de un espacio de atención específico y un equipo profesional multidisciplinar que esté coordinado y sea capaz de diseñar un plan integral de intervención acorde a las necesidades cambiantes que la persona tenga en cada fase de la enfermedad.

Para ello, algunos centros de ORPEA cuentan con unidades especiales pensadas para estos pacientes. Esto, con el fin de atender de la manera más personalizada los distintos grados de dependencia de las personas mayores. Entre ellas, están las Unidades Protegidas de Alzhéimer y otras Demencias (UPAD), para aquellas personas con deterioro cognitivo o algún tipo de demencia.

Estas UPAD cuentan con equipos profesionales multidisciplinares formados por médicos, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos, terapeutas ocupaciones, fisioterapeutas, etc. que trabajan de manera coordinada para conseguir que la persona tenga mayor bienestar y una mejor calidad de vida. Todos estos profesionales son expertos en geriatría y en enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer, y su principal objetivo es ofrecer una atención integral y adaptada a las necesidades físicas, mentales y emocionales de cada persona y también a sus gustos.

Para conseguir este objetivo, cada profesional que interviene realiza una valoración geriátrica, que ponen en común para decidir el plan de intervención más adecuado a cada paciente y su familia. En estos planes para abordar la información, los profesionales deciden cuáles son las terapias cognitiva, física o social más interesantes en cada caso. Estas terapias ayudarán a la persona a ralentizar la evolución del deterioro y a mantener cierto grado de autonomía durante el mayor tiempo posible.

Debido a la efectividad y el éxito en tratamiento que están obteniendo estas unidades especializadas en demencias en España, ORPEA Ibérica ha exportado este modelo de atención a sus centros en Portugal, siendo pioneros en el país y donde recientemente ha abierto la primera unidad de alzhéimer en la ciudad de Viseu.

Terapias cognitivas frente a la ausencia de cura

Uno de los grandes aliados en las UPAD para mejorar la calidad de vida de las personas con alzhéimer son las terapias no farmacológicas, que es cualquier intervención, no química, que se realiza para el entrenamiento o rehabilitación física, cognitiva, sensorial y emocional y que mejora y mantiene la autonomía de la persona.

Existen multitud de terapias no farmacológica que pueden aplicarse a los pacientes con alzhéimer. Entre las más interesantes están la reminiscencia, la terapia con animales, la musicoterapia, roboterapia, terapia con videojuegos, salas multisensoriales o snoezelen.

En los centros ORPEA utilizan muchas de estas terapias, en función de las necesidades de sus residentes. La terapia de reminiscencia es una técnica que se aplica en las personas con demencia para favorecer las relaciones sociales y la comunicación, reforzar la autoestima y la identidad y conseguir un mejor estado de humor. Se basa en la evocación de recuerdos y sucesos del pasado conectándolos con el presente, con la finalidad de conseguir fortalecer y consolidar la propia identidad.

También son muy eficaces las terapias con animales. Compartir tiempo con animales domésticos ayuda a disminuir la tensión arterial y la frecuencia cardíaca. Disfrutar de su compañía reduce el estrés y la ansiedad, lo que mejora el bienestar y calidad de vida. También combate la sensación de soledad y previene el sedentarismo. Generalmente, en estas terapias se interviene con perros y gatos, pero, en ORPEA, se ha innovado y se hacen sesiones de terapia con aves rapaces, que ofrece estímulos distintos. Algo que favorece la motivación, implicación e iniciativa. Además, ayuda a mejorar la concentración y la estimulación sensorial y cognitiva, y facilita la socialización de los mayores ya que a los residentes les gusta acariciarlas, sujetarlas y ayudarles a alzar el vuelo.

Por otro lado, se emplean las nuevas tecnologías con finalidad terapéutica. Ejemplos de ello son los videojuegos o la realidad virtual. En ORPEA se utilizan los videojuegos de la consola Wii para el entrenamiento físico y cognitivo de manera lúdica. Además, de una excelente terapia funcional y cognitiva, favorece la autonomía persona. Por otra parte, la realidad virtual se caracteriza por proporcionar ambientes tridimensionales en los que es posible interactuar con cualquier objeto en tiempo real y a través de múltiples canales sensoriales: visuales, auditivos, táctiles, olfativos, etc. En este sentido, ofrece una serie de ventajas importantes en la intervención con las personas mayores.

Además del entrenamiento físico y cognitivo, en las personas con alzhéimer también es importante el aspecto sensorial. Y, en este aspecto, las salas snoezelen marcan la diferencia. Se trata de espacios interactivos que recrean una atmósfera que proporciona experiencias agradables que fomentan el bienestar emocional y estimulan las capacidades, tanto físicas como cognitivas de las personas.

Para conseguir efectividad, las terapias no farmacológicas deben estar adaptadas y personalizadas. En este sentido es fundamental conocer en profundidad al paciente. En ORPEA, antes de la intervención, los equipos profesionales multidisciplinares analizan de manera individual las necesidades del residente y sus preferencias, y determinan aquellas terapias que pueden resultar más beneficiosas. Del mismo modo, el departamento de I+D de ORPEA siguen investigando en nuevas terapias que ofrecen bienestar a las personas con diferentes tipos de demencias.

El avance de los fármacos abre una esperanza

Frente a los esfuerzos de la sociedad por ralentizar la enfermedad, se ha abierto una rendija de esperanza. Recientemente, la agencia regulatoria de medicamentos de los Estados Unidos (la FDA, por sus siglas en inglés) ha aprobado un nuevo fármaco, aducanumab (Aduhelm™), que es la primera terapia que demuestra que actúa sobre las causas del alzhéimer, al reducir los depósitos de proteína beta amiloide en el cerebro, una de las señales de la enfermedad del Alzheimer del cerebro. Se trata del primer tratamiento del alzhéimer aprobado en 18 años, pero esta decisión ha generado reacciones encontradas. En Europa, la decisión depende de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), que puede que se pronuncie a finales de año.

Mientras esto sucede, no puede perderse de vista la necesidad de una atención integral y personalizada del paciente en el ámbito asistencial, contando como aliadas con las terapias no farmacológicas, enfocadas a la estimulación cerebral, que han demostrado eficacia ralentizando la progresión de la enfermedad y mejorando la autonomía personal y la calidad de vida de los pacientes.