Granada

Pateras, el viaje a ninguna parte

  • Granada recibe un aluvión de botes con más de 275 personas en apenas 72 horas

  • Cruz Roja realiza la primera asistencia de los migrantes que llegan al Puerto de Motril

El dispositivo que se encarga de rescatar a las personas que llegan a las costas granadinas a bordo de una patera no ha dejado de trabajar durante este fin de semana. La crisis migratoria se ha agravado en unos días en que tanto el Estrecho de Gibraltar como el mar de Alborán han recibido decenas de inmigrantes que se disponían a llegar al litoral andaluz. La actuación está plenamente coordinada entre la Guardia Civil, la Policía Nacional, Salvamento Marítimo y los voluntarios de Cruz Roja que se encargan de dar una primera asistencia de emergencia en el Puerto de Motril. Hasta allí se desplazó Granada Hoy el viernes para comprobar cómo funciona un protocolo que se ha repetido una y otra vez para rescatar a más de 275 ocupantes de 5 embarcaciones en apenas 72 horas. Los que, al no viajar en el Aquarius, no tendrán los mismos derechos.

Sobre las seis de la tarde, junto a las instalaciones de Cruz Roja y del Centro de Acogida Temporal (CATE) de Motril todavía se amontonaban varias bolsas de basura repletas de ropa mojada. Eran los pantalones y camisetas que los ocupantes de la última patera llegada el día anterior que se quitaron al llegar a la dársena motrileña. Reinaba el silencio rozando las seis de la tarde pero, poco a poco, empezaron a llegar hasta esta instalación situada en 'la cara B del Puerto de Motril, efectivos de la Policía Nacional, Guardia Civil, Frontex, voluntarios de Cruz Roja y algunos periodistas. "Llegará hacia las siete y media" dijo uno de los fotógrafos que acudió a la zona y que miraba con insistencia el perfil de Twitter de Salvamento Marítimo donde se actualizan las maniobras de rescate cada pocos minutos. Ya se sabía que la característica embarcación naranja se dirigía hacia el Puerto con medio centenar de personas. Mientras hablaba, los voluntarios de Cruz Roja empezaron a sacar cajas de una furgoneta que depositan en el suelo.

Poco después y bajo un cielo encapotado se vislumbró la embarcación de Salvamento que, tras acceder por la bocana del Puerto, alcanzó el muelle donde atracó repleta de personas que se mostraban sonrientes. En ese caso fue un rescate tranquilo y eso se notaba en sus caras. Por desgracia no siempre es así.

Rápidamente comenzó el protocolo de actuación de todos los que cada día reciben a estas personas. Cada uno sabe qué puesto debe ocupar para el desembarque. Las mujeres salen primero. En el caso de que haya menores, también. Al poner el pie en la tierra las primeras ocupantes que salieron del barco se abrazaron y cantaron. Caminaron felices a salvo tras un periplo de meses o años para llegar a España. "Vienen cantando, contentos porque para ellos este viaje es un gasto económico muy grande. Además, la mayoría llevan mucho tiempo esperando para hacer este trayecto y cuando lo consiguen es una alegría", explicó Juan Alcausa, responsable del Equipo de Respuesta Inmediata de Cruz Roja.

Mientras tanto, el resto de efectivos prosiguió el desembarque de los hombres. Los voluntarios entregaron dos sillas de ruedas para transportar a dos de los migrantes que tenían algunas dolencias en las piernas. La mayoría iban descalzos y formaron una cola para el "triaje": una primera intervención a cargo de Cruz Roja para comprobar su estado de salud que será especificado mediante pulseras de colores. También se les entregó una bolsa con ropa, zapatillas de su talla, etc. para que pudieran liberarse de las prendas mojadas con las que hicieron su trayecto. En esta ocasión, y dado que el centro de inmigrantes estaba lleno, se informó de que todos iban a ser trasladados a las dependencias policiales de Granada. Una vez que finalizó el dispositivo, efectivos de Salvamento Marítimo retiraron la precaria embarcación de goma en la que habían llegado a Motril.

Alcausa, que lleva desde 2006 coordinando este dispositivo, relata que en esta ocasión todo ha salido bien. "El problema es cuando hay una tragedia ahí fuera, un naufragio o una pérdida de vidas humanas y eso se refleja en los supervivientes". A todo ello hay que sumar que el Mediterráneo está viviendo una auténtica avalancha de pateras. La precariedad de las embaraciones, en ocasiones fabricadas con gomas, pone todavía más en riesgo a los ocupantes.

Este es el relato de sólo uno de los numerosos rescates que se han realizado esta semana. La 'apertura' de Marruecos ha provocado una oleada de pateras que ha colapsado los centros de internamiento. Ayer mismo en Motril medio centenar de personas fueron entregadas a ONGS tras cumplirse el plazo máximo de 72 horas que pueden permanecer retenidos.

Al tratarse de una entrada ilegal al llegar a España se les abre un expediente informativo. Después se realiza el acta de acuerdo de devolución siempre que no haya una característica de la persona que pueda permitirle quedarse en territorio español con todas las garantías. Ésta puede ser, por ejemplo, que tenga familiares desplazados y se le pueda tramitar permiso de residencia por arraigo familiar, que venga perseguido por condición religiosa, sexual, por pertenecer a una etnia o raza que en algunas zonas de África están perseguidas o que vengan con alguna enfermedad o víctimas de trata de blancas, tráfico de órganos, sean menores o prostitución. Esto puede dar la llave para abrir recurso de alzada contra esa orden o acuerdo de devolución. También se puede impugnar la retención en el Centro de Internamiento, donde el migrante pasa un máximo de 60 días hasta su devolución. No obstante, ante la llegada masiva no todos son trasladados a estos centros. Ya en Granada se ha abandonado 'a su suerte' a personas en la Estación de Autobuses.

Esto ha motivado que ONGs, congregaciones religiosas y el propio Ayuntamiento de la capital hayan movilizado todos los dispositivos posibles para acoger a estas personas, la mayoría de origen subsahariano, que en realidad suelen venir de paso para reecontrarse con otros familiares en otros puntos de Europa. Las parroquias de la capital han logrado reunir más de 200 plazas a disposición de estas personas a raíz de la llegada masiva de las últimas semanas.

Según explicó ayer el Responsable de Migraciones de la Archidiócesis de Granada, Manuel Velaz, iglesias como Santa Micaela, El Carmen, o los Hermanos Claretianos han ofrecido espacio para acogidas de emergencia ante la crisis migratoria. De forma paralela, disponen de otras veinte plazas dentro de pisos tutelados en el Proyecto PAIS para acoger a personas de orgien subsahariano que entran en procesos de integración en la ciudad de Granada.

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