El curso escolar no sólo arranca para alumnos y profesores sino también para parte de las unidades del Cuerpo de Policía. Cuando las puertas de los colegios se abren, lo hacen para todos. Unos van a enseñar y a aprender y otros a controlar, entre otras cosas, que la droga no esté presente en el entorno educativo. Tanto es así que para este curso, la Policía duplicará esfuerzos e intensificará la presencia de los agentes en los colegios e IES de la capital para evitar el tráfico y consumo de estupefacientes.

Las cifras son positivas y el descenso de incautaciones en los entornos educativos se ha visto reducido en un 50% en los últimos dos años aún así, el concejal de Participación Ciudadana, Eduardo Moral, asegura que el trabajo de los agentes seguirá en la misma línea para conseguir erradicar el problema.

En esfuerzo no se ha escatimado. Los agentes pasaron de controlar 47 colegios en el curso 2008-09 a 72, en el pasado año. El objetivo para el presente curso es llegar al centenar. "Lo importante es que los que venden y consumen sepan que la Policía Local está presente y dejen de utilizar ese entorno para estas prácticas porque perjudica a una población muy grande", comenta Moral. Y es que aunque la reducción del "menudeo" se ha visto reducida en un 50%, el año pasado, la policía abrió 31 expedientes por incautación y consumo de estupefacientes en zonas escolares. "Normalmente, lo que se detecta es el consumo de maría y hachís pero también se dan otras situaciones".

El plan especial de protección al menor del Ayuntamiento ha logrado que los directores y profesores de colegios puedan aliarse con los agentes y, en ocasiones, sean ellos los que llamen a la policía para que acudan a sus centros escolares o los institutos. "Otras veces son los vecinos los que alertan de estas situaciones, en realidad, no podemos quejarnos de la colaboración ciudadana que tenemos en estos temas", comenta el edil.

Al margen de los avisos, la policía, repartida en las patrullas de barrio, tiene adjudicados los centros de su distrito que visitan a las horas puntas, para controlar los problemas de tráfico y realizar el seguimiento de prevención. En estas labores, a las patrullas de barrio se les suman lo equipos caninos "realmente, los perros son los expertos en la detección de este tipo de estupefacientes" y, en otras ocasiones, policía de paisano.

La Policía Local recuerda que el consumo y el tráfico a pequeña escala en los centros lleva implícito una sanción económica que asciende a los 300 euros, además de alertar a los docentes y a sus padres de lo que hace el menor. "En realidad, la sanción es lo de menos, lo importante es que el joven sea consciente de los problemas que puede acarrearle este tipo de hechos", concluye.