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Prórroga de la suspensión de las clases en la Universidad de Granada: Los decanos piden que la docencia en las facultades sea considerada servicio esencial

  • Se insiste en que las aulas son seguras y en el esfuerzo realizado para adecuar las clases a la nueva normalidad

Una estudiante de Arquitectura, en una clase al aire libre.

Una estudiante de Arquitectura, en una clase al aire libre. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Los números no son buenos. Con los contagios disparados, los hospitales al borde del colapso y la pandemia más fuerte incluso que en el mes de marzo, todo apunta al endurecimiento de las normas restrictivas en Granada. La provincia ya está confinada perimetralmente. Rige la imposibilidad de circular entre municipios si no es por causa justificada y otras medidas, como el toque de queda o la limitación de horarios de la hostelería.

Antes de que esas limitaciones se hicieran ‘carne’ de BOJA, la Junta ya determinó la suspensión de la docencia presencial en la Universidad de Granada (UGR). Aquella decisión, muy criticada, vino después del puente del Pilar, con las imágenes de la calle Ganivet muy frescas. Se impuso desde el 15 de octubre y la primera prórroga de la medida finaliza este sábado, 7 de noviembre.

En el texto se prevé la posibilidad de renovar la medida en función de la situación epidemiológica y, a las puertas de que la Junta tome una decisión sobre este aspecto, desde la UGR se señala que “tenemos previstos todos los escenarios”. Entre ellos, una nueva prórroga. Sin embargo, es posible que la restricción se levante y se vuelva al modelo de docencia que apenas se testó durante algo más de tres semanas. Una razón sería la escasa incidencia que ha tenido la suspensión de la docencia presencial en el control de los contagios. El día 14 de octubre, día en el que el BOJA publicó la medida, se registraron en Granada 533 nuevos positivos. Dos semanas después, el 29 de octubre, fueron 1.382. El pasado día 31 se batieron todas las marcas con 1.904 contagios.

El director de la ETS de Edificación, Juan Manuel Santiago, apuesta por “volver a la presencialidad”. Santiago reconoce que en Granada la situación es “crítica”, pero que hay margen para tomar medidas en otros sectores. “Si los alumnos vienen a clase, y la posibilidad de ir a bares o a la calle se restringe, en principio, con cierta cabeza, se podría retomar la docencia”. En su centro se han desarrollado tanto un plan de adaptación como uno de actuación y se siguen “todos los protocolos”. “Pensamos lo mismo que ha manifestado la Universidad de Granada. La Universidad es segura”. Ante esto, y en la situación crítica en la que se encuentra Granada, el director de la Escuela apuesta por considerar la docencia presencial como servicio esencial. “Yo apostaría por ello. La educación es primordial”. En este sentido se alinea con la forma de proceder en los centros no universitarios. “Se ha puesto en cuarentena a grupos concretos, pero ahí siguen, al pie del cañón”.

El director de la ETS de Arquitectura, Josemaría Manzano, se confiesa “expectante” ante la decisión que tomará la Junta. En la Escuela, en pleno corazón de Granada, se ha realizado el paso a la docencia online de forma satisfactoria, según el director. “No es lo mismo, pero nos hemos adaptado muy bien”, señala. También apunta al “esfuerzo muy grande” que se ha hecho en el centro para adecuarse a los protocolos y la “disciplina” de sus estudiantes. Antes de la suspensión de las clases “se funcionaba razonablemente bien” y ahora se continúa con desde casa. “No se va a perder el curso. La docencia continua”, apostilla.

La decana de la Facultad de Farmacia, Ana Isabel del Moral, insiste de nuevo en que “los centros son seguros”, que no han registrado brotes y que es necesario diferenciar entre la actividad en la Universidad y lo que ocurre en los espacios de ocio. También es partidaria de volver a la presencialidad la próxima semana y no alargar la situación de suspensión de la docencia presencial. Además, valora que se incluya a la enseñanza universitaria en el paquete de servicios esenciales, junto con la docencia no universitaria, aunque también reclama “más responsabilidad” para frenar los contagios. “El fracaso ha sido tener centros de ocio abiertos....”, reflexiona sobre las últimas semanas en Granada. “La irresponsabilidad de unos pocos ha hecho mal a muchos”.

"Mi impresión es que vamos a seguir igual", barrunta Benjamín Vargas, decano de Documentación y Ciencias de la Información. Él también es partidario de volver al modelo con el que se inició el curso, de semipresencialidad, y que la UGR deje de ser una excepción en el mapa andaluz. "Somos la única universidad con docencia online en Andalucía". 

Para Vargas los datos de contagios de las últimas semanas en la provincia demuestran que "se equivocaron" al determinar la suspensión de la docencia presencial. "En la Universidad no se contagia nadie". Además, se inclina por reflexionar sobre el hecho de que colegios e institutos estén abiertos, por lo que se muestra partidario que de las enseñanzas universitarias tengan la cobertura de servicio esencial.

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