El túnel del Metro se puede convertir en el gran centro cultural de la ciudad. Es el proyecto del Ayuntamiento para los miles de kilómetros cuadrados que quedan liberados en una entreplanta entre las vías y el nivel de la calle. Este espacio, entre las estaciones de Alcázar del Genil y Recogidas que ocupa el ancho del Camino de Ronda, estaba destinado en principio a plazas de parking, aunque desde el Ayuntamiento se pretende cambiar este uso por el cultural por las posibilidades que ofrece un espacio bajo tierra en el que se podrían ubicar desde salas de ensayo para las bandas emergentes de música hasta una sala de conciertos que podría dotar a la ciudad de una vida cultural inusitada en los meses de invierno.

El Ayuntamiento ya ha trasladado esta propuesta a la Junta de Andalucía y, según fuentes municipales, se retomará el proyecto en cuanto se cierren los capítulos de la puesta en funcionamiento del Metro y se consiga rubricar un acuerdo sobre los transbordos. Desde el Consistorio recalcan que no se trata de una compensación por las obras del Metropolitano, sino un proyecto que nace de la colaboración y el entendimiento entre las instituciones.

Una vez que empiece a rodar el Metro se comenzarán a delimitar los usos que se pueden dar a este espacio, además de estudiar a fondo todas las condiciones que reúne en cuanto a seguridad, teniendo en cuenta que es un espacio "aún en bruto" que estaba destinado a parking y sería "fácilmente adaptable" a la normativa en cuanto a condiciones de seguridad. "Granada tiene la capacidad de dar contenido a un espacio de estas características y sería uno de los grandes proyectos de la ciudad de los últimos años", insisten fuentes municipales sobre un lugar que, al estar bajo tierra, ofrece unas condiciones de acústica inmejorables para que la cultura no sea molesta para los vecinos. Este gran espacio cultural se completaría con la intervención que se ha realizado en la estación del Alcázar del Genil para tener una visión global de la intervención arqueológica en la alberca, que albergó una naumaquia en el siglo XIII, un espacio destinado a recrear batallas navales a escala casi real para la distracción de los reyes almohades.

La intervención realizada, además de conservar y exponer en una entreplanta los restos del albercón donde se desarrollaban las naumaquias, integra el resto de la estructura de la estación con su entorno, con paredes y muros que recrean la apariencia de la construcción del siglo XII, una obra que fue diseñada por el arquitecto Antonio Jiménez Torrecillas.

Y en esta entreplanta la vida cultural de la ciudad podría encontrar un espacio con unas posibilidades infinitas que, al menos en cuanto a metros cuadrados, haría de esta entreplanta uno de los grandes focos culturales del país.