La corporeización de la unidad contra ETA que PP y PSOE escenificaron fugazmente el pasado martes en las calles de Madrid en repulsa por el asesinato de dos guardias civiles pasa, en palabras de Mariano Rajoy, por la ilegalización de ANV y el Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV), ambos herederos del electorado de Batasuna.

Esta demanda, que ayer volvió a poner sobre la mesa el líder de los populares, no supone ninguna novedad en la posición política del PP, que siempre se ha mantenido firme en esta exigencia, pero sí en su estrategia política ya que tras el doble asesinato rehusó condicionar la asistencia a la protesta de Madrid, punto de arranque de la vuelta a la unidad, a la actuación del Gobierno contra las dos formaciones abertzales.

Ante la apertura de la vía de retorno al consenso, Rajoy adoptó la táctica de tirar de la cuerda sin que se rompa, manteniendo así los guiños a su electorado, al reclamar "desde ya" la ilegalización de ANV y el PCTV "como la mejor forma de conseguir la unidad, que es lo que quieren los españoles". "Un grupo terrorista y sus apoyos no pueden estar nunca en las instituciones democráticas, y creo que es la mejor forma de luchar contra el terrorismo y para derrotar a ETA", remachó en declaraciones a los medios antes de dirigirse a más de 420 fieles en un mitin en Sanlúcar la Mayor.

A esta reivindicación, el líder del PP sumó la premisa de que "nunca más se negocie de ninguna manera" con ETA porque "no conduce a nada".

Instantes después, en su alocución ante la concurrida caseta municipal de la localidad sevillana, Rajoy concentró en una frase de "30 segundos" su discurso de veinte minutos que orientó, además de barrenar en la lucha antiterrorista, a los cuatro años de legislatura de Zapatero: "Les contaré en 30 segundos qué ha pasado: ha habido un debate sobre lo que a nadie le importa, como los estatutos, la nación o la memoria histórica abandonándose los temas importantes como son la educación, la economía y los precios". Previamente, el líder del PP visitó Córdoba.