Granada

"Sabemos que es ilegal pero creemos que es legítimo"

  • Los okupas llevan tres semanas adecentando el bloque · Han pintado varias habitaciones y ya tienen un plan de actividades

Para muchos querer es poder y cuando hay interés por algo se hace y punto. El edificio de la calle Joaquín Acosta llevaba 8 años cerrado a cal y canto. Era un bloque fantasma, oscuro y habitado solo por la basura y los restos que había dejado el paso del tiempo. Ahora está okupado tal y como adelantó Granada Hoy hace tres semanas y, desde entonces, ha vuelto a ser un centro con vida en el que la actividad no cesa. Su dueño ha demostrado durante casi una década que no lo quiere, los okupas sí. Quieren convertirlo en un Centro Social Okupado. Saben que lo que están haciendo es ilegal pero creen que es legítimo.

La cuestión es que en apenas 21 días, las habitaciones que antes olían a cerrado se han pintado de colores. Se han limpiado y se están adecuando para acoger a todo aquel que quiera visitar "un pulmón en el asfalto", como los propios okupas explican en las hojas informativas que han repartido entre los comerciantes y los vecinos de la zona. Durante este tiempo el dueño, que parece ser vive en Madrid, ha dejado a la mano de Dios todo el inmueble, algo que hasta critican los residentes del entorno.

"Por dentro está mucho mejor que por fuera", explica una de las comerciantes de la zona. Es un edificio con suelo de parqué, dependencias amplias, ascensores pero que el dueño no ha cuidado y no se ha responsabilizado. La misma opinión tiene un compañero del sector. "Es el propietario el que debe reclamar su complejo, nosotros no podemos hacer nada".

Por su parte, la dependienta de la tienda que hay en la planta baja del inmueble explica que ellos tampoco no tienen contacto con el responsable del bloque, ya que los pagos del alquiler lo hacen a través de una empresa intermediaria. "En realidad, a nosotros no nos molestan. Ellos están haciendo sus arreglos e incluso nos avisaron de cuáles eran sus objetivos al entrar en el edificio y ponerlo en valor".

Hasta la fecha no hay grandes quejas. Desde que están allí, la Policía Nacional ha ido en dos ocasiones. Una, dicen, porque estaban haciendo una "especie de fiesta" y otra para avisarlos de que debían desalojar el inmueble. Pero nada más.

A la espera de nuevas noticias, ellos siguen a lo suyo. Ayer, una chica pintaba una de las habitaciones y contaba que no hay fecha para apertura. "Cuando esté limpio y adecuado se abrirá". En su reforma están trabajando veinte personas. Van por las mañanas, por las tardes, cuando sus trabajos, carreras o cursos les permiten. El caso es que, según ellos, y ante la cantidad de casas y edificios vacíos que "caerán en manos de especuladores urbanísticos", proponen darles un uso y propiciar un cambio social desde dentro y con la participación de todos.

Por el momento ofrecen talleres de cosmética natural, cinefórum, yoga, intercambio de idiomas, clases de baile... Un sinfín de actividades y propuestas que pretenden levantar un edificio muerto. Ante la pregunta de si tienen miedo o inquietud sobre un posible desalojo policial, la chica que está trabajando, responde con una sonrisa: "Bueno... no sabemos, tristemente estas cosas pasan siempre...".

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