La ciudad vivió ayer, primer domingo de febrero, un día festivo con la celebración de San Cecilio, el patrón de Granada. Una jornada que tiene como protagonista al barrio del Sacromonte, donde se dieron cita más de 4.000 personas que acudieron hasta la Abadía o la explanada de subida a las siete cuestas donde se instaló el centro de la fiesta: el escenario para el baile del grupo de Coros y Danzas del Ayuntamiento, la carpa donde se regalaron las típicas salaíllas y habas de San Cecilio y las distintas barras de la asociación de vecinos y la hermandad de los Gitanos, donde se pudieron degustar platos típicos de paella, morcilla, pinchitos o lomo.

Todo un montaje para celebrar San Cecilio o pasar un día de 'campo' con maravillosas vistas a la Alhambra y a la ciudad. Y no defraudó y se pudo quitar el mal sabor de boca del año pasado, cuando la lluvia obligó a suspender la parte lúdica y sólo acudieron a la Abadía 200 personas.

Los actos comenzaron a las 12:00 horas con la celebración de la eucaristía en la Abadía del Sacromonte, a la que acudieron representantes políticos, militares y religiosos. Oficiada por el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, contó con la presencia de gran parte del equipo municipal con el alcalde, José Torres Hurtado (PP), gran parte de los concejales (que se tuvieron que repartir con el mitin de Rajoy en Atarfe) y representantes del grupo municipal socialista. También acudió el subdelegado del Gobierno, Antonio Cruz, y el teniente general jefe del Madoc, Francisco Puentes.

Antes de entrar al templo, la banda municipal de música interpretó, como es costumbre, los tres himnos: Granada, Andalucía y España. En la eucaristía, el arzobispo se refirió a los orígenes cristianos de Granada aunque la anécdota fue cuando explicó que se estaba celebrando la festividad de San Cecilio, "patrón de la diócesis de Córdoba". Al segundo rectificó y bromeó diciendo que "son cosas de la vejez".

Concluida la ceremonia religiosa, se procedió a la visita de las cuevas donde se encontraron los libros plúmbeos y reliquias de los primeros cristianos. A las 16:00 horas quedaron abiertas para la visita al público.

Abajo, en la zona de fiesta, desde las 11:30 ya había gente haciendo cola para recoger una de las 7.000 bolsas que el Ayuntamiento entregó con salaíllas, habas, bacalao y una botella de agua. Después, comenzó la música que amenizó el ambiente. Cientos de personas instalaron su picnic en las laderas y las cuestas de subida a la Abadía.

También se llenaron los tablaos y bares que se multiplican por el camino del Sacromonte, donde acudieron cientos de turistas atraídos por la tradición de esta fiesta.

En paralelo, varios grupos reivindicativos aprovecharon la celebración para protestar contra la construcción de la Ronda Este.