Salud

San Juan de Dios asiste a casi 7.000 personas al año en emergencia social

  • Cuatro médicos jubilados voluntarios atienden más de 200 consultas mensuales de primaria en el centro de la orden

Siete programas de acción, 162 voluntarios y 6.926 personas atendidas en urgencia social. Con estos datos la orden de San Juan de Dios en Granada cerró su ejercicio de 2018. Solidarios a tiempo completo, además de la citada acción de urgencia social, en la planta baja del recinto de la orden el año pasado atendieron a 19 personas en prestaciones socio-sanitarias benéficas, 655 en inserción social, 273 en atención a la infancia y en garantía alimentaria el centro atendió a 9.957 usuarios.

Los servicios más demandados y más conocidos son los de garantía alimentaria, señala Inés Riera García, técnico de desarrollo solidario y coordinadora del voluntariado. Se trata del comedor social, donde acuden unas 100 personas a diario y donde se entregan también alimentos a 40 familias con menores cada semana que llegan derivados de los Servicios Sociales. Este año cuentan con 134 voluntarios en activo, señala, que se distribuyen en sus siete programas. “Parecen muchos voluntarios, pero es poco para todo lo que se hace”, explica Riera.

El servicio de botiquín es quizás uno de los más llamativos del voluntariado social. Se trata de una consulta de atención sociosanitaria capitaneada por médicos jubilados que han alargado su vida laboral de manera voluntaria y altruista. Se atiende sobre todo a las personas que llegan al comedor social y la mayor parte, al ser personas que viven en la calle, padecen de la garganta, de estómago y como muchos de ellos son personas con adicciones o lo han sido, tienen bastantes problemas de boca, incide Riera. También hay quien padece hepatitis y VIH, de manera que también se les ofrece un refuerzo alimenticio además de preservativos.

Esto es solamente atención primaria, advierte Riera, cuando una consulta se complica los voluntarios los derivan al hospital. “Casi todos tienen tarjeta sanitaria, pero muchos no quieren ir porque no les atienden bien porque van sucios y también se les olvida las citas o pierden la tarjeta, por lo que prefieren venir aquí”.

El servicio, que fue fundado hace 30 años por el padre Juan José Hernández, funciona bajo las manos de este religioso y las de los tres sanitarios: Antonio Alonso y Said Aljazair, los médicos, y Miguel Díaz, enfermero. Al principio, el botiquín “se vio como algo para salir al paso de cuestiones básicas e higiénicas, sobre todo esto último”, comenta el cura que añade que sobre todo se afanaban en cortar uñas, quitar piojos o lavar pies, “cuestiones básicas para evitar infecciones mayores”.

En un mes, estos facultativos atienen unas 225 consultas primarias y de ellas, explica Hernández, la mayoría son para usuarios con enfermedades mentales, “que por su estado se descuidan y al hacerlo aparecen otras patologías”.

Dentro de sus servicios, se encuentra también la dispensación de medicinas. Al mes este servicio suele dar unos 400 envases a sus pacientes. Añade Alonso que hay dos farmacias de Granada que colaboran con ellos, son Nestares y Perpetuo Socorro. También en 31 días estos cuatro profesionales distribuyen unas 400 alimentos a adultos, llevan a cabo 27 orientaciones sanitarias, unos 15 servicios de peluquería y dispensan más de una treintena de cepillos y pastas dentales.

Todo tiene un registro en los servicios de asistencia, tanto para el comedor como para cualquier otro. No solo para tener un control, reseña Riera, sino porque su fuente de ingresos son tanto privadas como públicas y para recibir la subvención IRPF, se necesita justificarlo todo, tanto con facturas como datos de usuarios.

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