Granada

La UGR pide contundencia contra los que "avergüenzan" a la universidad

  • Pilar Aranda exige que no haya respuestas tibias hacia prácticas inadecuadas

  • Cree que la crisis de los másteres puede ser una oportunidad para poner la educación superior en la agenda política

La Universidad de Granada celebró ayer el inicio del curso académico de manera oficial. No obstante, la llegada de los alumnos se produjo varios días antes con motivo del cambio del calendario. Y, aunque la rectora de la UGR, Pilar Aranda, aseguró ayer que todavía es pronto para medir las bondades de esta modificación, mostró su satisfacción ante un inicio del curso con más matriculados que nunca y una ciudad espléndida. "Hemos dado un mes más de vida universitaria a Granada. Desde el día once ya bullía de turismo y de estudiantes", celebró minutos antes del inicio oficial del acto.

A las diez tuvo lugar la procesión cívico-académica en la que una representación de los tres sectores que componen esta institución -docentes, estudiantado y personal de Administración y Servicios- recorrieron el trayecto que discurre desde la Facultad de Derecho hasta el Hospital Real. Allí les esperaban algunas personas que se movilizaron en defensa de la educación. Una vez en la sede del Rectorado se celebró el acto académico que contó con gran asistencia de miembros de la comunidad universitaria y destacados representantes de otras instituciones y entidades públicas.

Situemos el corazón del debate universitario en el valor de la integridad académica"Debemos combatir el desprestigio interesado al que se somete a estas instituciones"

Además de ofrecer un balance con los datos más relevantes del pasado curso, el acto contó con el discurso de apertura de la UGR, que este año se titulaba Respuestas Educativas a la diversidad cultural. Una visión desde la perspectiva de la cultura de la paz por Sebastián Fernández. No obstante, el discurso más esperado fue el de la rectora, que se mostró contundente en un momento en el que las universidades, los másteres y resto de enseñanzas se han colado en el debate político. Aranda reconoció que "no corren buenos tiempos para la universidad española" después de que haya habido noticias sobre graves irregularidades en el seno de la universidad pública que han acabado siendo utilizadas como "arma arrojadiza en la contienda política".

Sin embargo, transmitió un mensaje positivo: en ese afán por convertir las crisis en oportunidad, apostó por "aprovechar este foco de atención en el que hoy estamos situados para poner de verdad en la agenda política a la universidad, situar su presente y su futuro como una cuestión de estado" porque "es tiempo de hacer política universitaria y hacerla con grandeza y altura de miras".

A su juicio, ante la gravedad de estos hechos y ante la necesidad de la ciudadanía de recibir respuestas se hace imprescindible "depurar responsabilidades que puedan derivarse de las malas praxis universitarias" pero también defender un compromiso con el sistema público de educación superior que defienda el trabajo honesto de la inmensa mayoría de la comunidad universitaria".

Así, para Aranda, no "es tiempo de respuestas tibias ni de excusas que puedan sonar a un corporativismo a todas luces injustificados; no puede haber el menor atisbo de condescendencia con los comportamientos inadecuados que nos avergüenzan a todos y especialmente a los universitarios y, sobre todo, con los contrarios a la ley".

Aranda, que relató que las universidades disponen de instrumentos de control para hacer frente a cualquier mala praxis abogó por reforzarlos si es necesario. Y, dicho esto, tras esa "autocrítica, los universitarios podemos todos juntos reclamar respeto para todo aquello que la universidad hace bien en su día a día por lo que, asumiendo las limitaciones, no debemos olvidar ni menospreciar el valor de nuestra institución".

Tras relatar las muchas razones por las que la sociedad puede seguir confiando en la universidad, Aranda pidió a los miembros de la comunidad universitaria que en estos momentos difíciles "situemos el corazón del debate universitario el valor de la integridad".

La rectora, que reconoció que falta apoyo y recursos, y sistemas de gestión flexibles y eficaces, destacó como ello permitiría que el profesor universitario pueda volver a dedicarse a lo que se comprometió vocacionalmente, al magisterio y a la búsqueda de la verdad a través del estudio y la investigación". Porque, para Aranda, "cuando reivindicamos desde la universidad un sistema de financiación realista, equitativo, transparente y responsable, no lo hacemos para sobrevivir en la inercia de nuestra actividad, sino convencidos de que la inversión en educación superior es hoy la mejor inversión social que un país puede hacer en la sociedad del conocimiento".

Por último, se dirigió a la consejera de Conocimiento, Investigación y Universidad, Lina Gálvez, para agradecerle su presencia pero también para reconocer su esfuerzo y determinación tanto de ella como del resto del equipo de la Consejería. No obstante, aseguró: "Quedan retos pendientes para el sistema universitario andaluz, sin duda el más urgente es conseguir un modelo de financiación estable que, más allá de establecer un reparto que garantice la suficiencia financiera de nuestras universidades, establezca incentivos para la planificación estratégica del modelo universitario que queramos impulsar en nuestra diversidad".

La consejera, Lina Gálvez, recordó que la Junta se ha comprometido con la UGR garantizando financiación suficiente, este año -276 millones de euros-, pero con recursos adicionales para políticas de calado. Además, celebró que la UGR es una de las que mejor está aprovechando las inversiones, estando considerada como una de las 300 mejores del mundo según el ranking de Shangai, lo que ha facilitado que sea líder en la obtención de fondos nacionales entre otros logros. Y resaltó lo que ha supuesto el complemento Erasmus aportado por la Junta, las ayudas B1, o el programa Talentia Senior, dotado con 2,5 millones. Firme defensora de la universidad pública para dar oportunidades a miles de jóvenes como auténticos ascensores sociales, la consejera remarcó que "debemos combatir el desprestigio interesado al que se está sometiendo a estas instituciones".

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