Sanidad

Las agresiones médicas vuelven a subir con 83 ataques a profesionales en un año

  • En los últimos 12 años la provincia ha registrado 861 agresiones

  • Según el estudio de CCOO desde 2007, casi un 6% de los sanitarios han sufrido violencia en su centro de trabajo

Las agresiones médicas vuelven a subir en 2018 con 83 ataques a profesionales

Las agresiones médicas vuelven a subir en 2018 con 83 ataques a profesionales

La violencia contra los profesionales de la salud no frena. Si los datos de 2017 batían su propio récord en lo que a número de agresiones se refiere, este 2018 revalida las cifras con 83 casos denunciados de violencia en los centros sanitarios.

Los datos tangibles son per sé dramáticos, aunque todavía pueden empeorar ya que tal y como avisan desde CCOO, quienes han elaborado este estudio, sus cifras deberían verse incrementadas en un 20%, tasa “de agresiones que no trasciende y por tanto no se registran”.

El informe ha analizado las agresiones totales –tanto físicas como verbales– en todas las provincias andaluzas desde 2007 donde se puede observar cómo asciende la curva a partir de 2010 a raíz de la crisis económica y vuelve a descender en 2012 y 2013 para dar paso a un incremento paulatino de los casos de violencia que llega hasta el día de hoy.

El sindicato calcula que hasta un 20% de los casos de violencia no se denuncian

La provincia de Granada cumple esos parámetros y ha registrado en 2018 un total de 83 ataques a sanitarios después de los 55 del año 2016 y los 76 de 2017. En total, en estos 12 años registrados, ha habido 861 agresiones en centros sanitarios.

El estudio relaciona las agresiones con los 365 días del año con el ratio de agresiones que sufren los profesionales a diario, lo que, indican desde CCOO, el pasado año se produjeron 3,38 ataques al día.

En cuanto al tipo de agresión, siguen siendo muchas más las verbales, normalmente amenazas e insultos, que las de tipo físico. De esta forma en Granada se produjeron el año pasado 25 casos de violencia física y 58 de carácter verbal. Estas últimas superaron su dato de 2017, que llegaron hasta 46. Mientras que en las agresiones físicas ha habido un descenso respecto al año anterior estudiado: en 2017 fueron 30 mientras que en 2018 se registraron 25. El total andaluz de agresiones verbales fueron 967 y físicas fueron 253, ambas en 2018.

El informe también relaciona los datos de números de agresiones con la plantilla del SAS. Aunque “al no disponer de datos reales de plantilla” han usado los datos del censo de febrero de 2019.

Con esto sobre la mesa, el sindicato informa de que en Granada, el 5,94% de los trabajadores de la sanidad pública de Granada ha sufrido una agresión en algún momento entre los años 2007 y 2018. Este dato se aporta tras relacionar el dato de los 14.493 trabajadores del SAS en Granada a fecha de febrero de este año y los 861 casos de violencia en los centros sanitarios de la última década. A nivel andaluz, el 11% de la plantilla del SAS ha denunciado un caso de violencia.

En esta serie, la provincia de Málaga es quien registra los datos más lamentables: el 15% de su plantilla ha sufrido una agresión en los últimos 12 años. En otro apartado, el estudio refleja que en Granada la tasa de agresiones físicas en relación a los trabajadores en 2018 es de 1,91. Málaga vuelve a subir al podio con 5 mientras que la media andaluza se sitúa la tasa de agresiones en 2,71.

Además, el informe hace especial hincapié en que los colectivos más afectados por las agresiones a sanitarios son: médicos (35,38%), enfermeras (30,20%) y técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (15,7%). Todos ellos acumulan el 81,28% de los casos de violencia en sus centros de trabajo.

A la luz de estos datos, desde el sindicato instan “a la Junta de Andalucía que apruebe de forma urgente un “plan de choque” similar al que la nueva administración ha puesto en marcha contra las listas de espera”.

También cuentan con un total de 15 propuestas que defiende esta organización sindical para intentar paliar esta situación. Entre ellas destaca realizar un mapa de riesgos de agresiones, un estudio comparativo sobre la efectividad de las distintas medidas preventivas que se implantan en las unidades de los centros, establecer grupos de trabajo donde se les dé participación a los profesionales, valorar el riesgo de agresión en las evaluaciones de riesgos de los puestos de trabajo, realizar un estudio epidemiológico sobre el comportamiento de los usuarios con respecto a la transmisión de las agresiones.

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