Granada

"La agricultura es clave para Granada; está absorbiendo el paro de otros sectores"

  • La delegada defiende las subvenciones a un colectivo que deberá adaptarse a las nuevas exigencias de Bruselas

Estas semanas, los agricultores de la provincia tienen un ojo puesto en el cielo y otro en Bruselas. En pleno proceso de negociación de la Política Agraria Común (PAC) -proceso en el que el sector se juega mucho y que será clave, por ejemplo para trazar el Plan Director de la Ley del Olivar- la delegada de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta en Granada, Sandra García, se muestra confiada en que los ganaderos y agricultores sean capaces de adaptarse y den pasos para mejorar su competitividad sobre todo en el terreno de la comercialización de los productos. "Tenemos que ir hacia una nueva agricultura más sostenible", sostiene.

-¿Cómo se está desarrollando el debate en Bruselas?

- Ahora estamos en plena negociación del marco comunitario. El consejero [Luis Planas], que tiene una amplia experiencia en Europa, es el primero que está apostando por que haya una única voz desde España. En febrero se volverán a reunir y parece que lo que se vislumbra es un cambio de modelo en el que tenemos que ir hacia una nueva agricultura más sostenible.

-Por ahora parece que se vislumbran cambios drásticos para el sector...

-Ya se apostó por un nuevo modelo en el marco en el que estamos actualmente, pero entonces era algo opcional. Ahora, en el nuevo marco ya no es opcional, es obligatorio. Lo que está claro es que hay que apostar más por las medidas agroambientales, por hacer un uso más sostenible de la ganadería. También se trata de ayudar más y mejor a los productores a mejorar la comercialización. Esa es una de las líneas estratégicas de la agricultura en el nuevo marco. Se exige más unión para ser más competitivos y mejorar los canales de comercialización.

-Todas esos cambios suelen repercutir finalmente en los consumidores, como ha ocurrido, por ejemplo, cuando las granjas avícolas tuvieron que adaptarse y, como consecuencia, subió el precio de los huevos...

-No puedo aventurar si esto repercutirá en los consumidores. En cualquier caso estas medidas no son de hoy para mañana, siempre hay líneas de colaboración para ayudar a que se adapten. Siempre hay tiempo suficiente para adaptarse. Las explotaciones son empresas, y como tales se tiene que entender a los agricultores y ganaderos. Y ellos tienen que asumir sus riesgos. Y se trata de una actividad que nunca vamos a intentar eliminar. Además, que suban o bajen los precios depende de muchos factores.

-¿Qué queda por hacer en el sector?

-Al igual que la Consejería [de Agricultura y Pesca] apuesta por mejorar la comercialización en los canales largos, a nivel nacional o internacional, hay otra línea estratégica, que son los canales cortos y que también está fomentando la Consejería. En este sentido, hemos hecho un llamamiento a los pequeños agricultores y ganaderos para que hagan uso de esos canales cortos, aquellos que van del productor directamente al consumidor.

-Se trata de un sector delicado ¿cómo es el trato?

-Una de las claves de esta Consejería es la interlocución con el sector, ya sea en el terreno ambiental como en el agrario. Son necesarias líneas de diálogo permanente y abiertas con el sector, que es la mejor manera de remar todos en la misma dirección.

-En esas reuniones, ¿qué preocupaciones le transmiten?

-La principal es no saber qué va a suponer ese nuevo marco que ahora se negocia. La sospecha es que van a bajar las ayudas, y no saber cómo van a quedar es el principal problema que nos transmiten todos. Lo que el consejero ha trasladado hasta ahora es que vamos todos a una con el ministro [Miguel Arias Cañete], porque no es Andalucía la que está negociando, es España. Aún es demasiado pronto para pronunciarnos, porque está todo en negociaciones. Los representantes del sector sí han anunciado ya movilizaciones en función de cómo vayan esas negociaciones. Se trata de un colectivo independiente y nosotros nos limitamos a escucharlos e intentar dar respuesta a sus demandas.

-La rebaja en las subvenciones parece que son su principal caballo de batalla... ¿Por qué son tan vitales para el sector?

-Las ayudas públicas han sido importantes, pero eso precisamente ha ayudado a que se mantenga la población en el territorio, a que se mantenga la actividad agrícola y ganadera, a que se mantengan ingresos en otros ámbitos, como es el caso de la agroindustria... No podemos decir que la agricultura ha tenido más ayudas que otros sectores, y desde aquí reivindico el papel que cumplen. Además, todas las subvenciones han tenido un compromiso detrás, no han ido a los bolsillos de nadie. Las ayudas en sí favorecen que se puedan mantener, desarrollar y mejorar esas explotaciones, lo que supone al fin que son reinvertidos en el sector. Esas ayudas han sido necesarias para mantener esa actividad, para su modernización o para la incorporación de jóvenes agricultores. Y todo el proceso ha tenido unos filtros, lo que implica que a este sector se le ha exigido lo mismo que a otros para recibir el dinero. Además, ahora la agricultura está absorbiendo desempleados de otros sectores, como es el caso de la construcción, lo que acrecienta su valor.

-Quizá también han sido muy necesarias por la competencia, por ejemplo, de productores de terceros países...

-Aquí hemos establecido una calidad extraordinaria en la trazabilidad de los productos, tanto agrícolas como ganaderos, y eso es una garantía para los consumidores y también para la comercialización de los productos granadinos en el extranjero. Y eso se ha conseguido por una normativa que hemos tenido que cumplir.

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